La psicosis es un síndrome característico de la patología mental y más específicamente de los trastornos psicóticos. Se caracteriza por cambios muy radicales en la personalidad de la persona, un deterioro de su funcionamiento y un sentido global distorsionado o inexistente de la realidad objetiva.
A continuación vamos a explicar la definición de psicosis, cuáles son sus síntomas principales, qué causas y formas existen y qué tipo de tratamiento se lleva a cabo para controlarla.
La psicosis o estado psicótico se puede definir como una alteración en que la persona pierde el contacto con la realidad existente, sea de forma parcial o total.
La psicosis puede aparecer como un síntoma de varios trastornos mentales, incluidos los trastornos del estado de ánimo y de la personalidad. No obstante, la psicosis es conocida como la característica definitoria de la esquizofrenia, el trastorno esquizofreniforme, el trastorno esquizoafectivo, el trastorno delirante y los trastornos psicóticos en general.
Asimismo, la psicosis puede ser inducida por el abuso de drogas (incluido el alcohol), por la reacción a ciertos fármacos, a causa de la exposición a alguna sustancia tóxica o debido a un traumatismo cerebral.
En general, las personas que sufren de psicosis tienen problemas de evaluación de la realidad, es decir, no pueden distinguir la experiencia personal y subjetiva de la realidad del mundo externo. Por ello experimentan alucinaciones y/o delirios que creen que son reales, y pueden comportarse y comunicarse de una manera inapropiada e incoherente.
Los episodios psicóticos pueden durar un período breve o, en cambio, alargarse semanas e incluso meses. Por este motivo, desde la década de 1950 se han ido desarrollando medicamentos para tratar la psicosis de forma efectiva y permitir que la persona que sufre de delirios o alucinaciones recupere una perspectiva mucho más precisa de la realidad objetiva.
Los 4 síntomas y signos característicos
La psicosis se caracteriza por una gran variedad de síntomas agrupados en diferentes categorías. A continuación explicaremos 4 tipos de síntomas característicos de las psicosis y de los episodios psicóticos: los delirios, las alucinaciones, el discurso desorganizado y el comportamiento desorganizado o catatónico.
Los delirios son ideas irreales y típicamente extrañas (es decir, no podrían ocurrir en la vida real) que tienen lugar en la esquizofrenia y otras alteraciones relacionadas.
Las ideas delirantes que pueden ocurrir en un trastorno delirante son mucho más verosímiles, pero aun así son ciertamente falsas. En algunos casos, los delirios pueden ir acompañados de sentimientos de paranoia.
Las alucinaciones son un síntoma característico de la psicosis y se pueden definir como una percepción errónea de la realidad que se produce en ausencia de un estímulo externo.
Las alucinaciones en el contexto de la esquizofrenia suelen ser auditivas o, con menor frecuencia, visuales, si bien las alucinaciones psicóticas pueden involucrar cualquiera de los cinco sentidos.
Discurso desorganizado
Las personas con episodios psicóticos, especialmente aquellas con esquizofrenia, a menudo divagan en patrones de habla incoherentes y sin sentido, lo cual les dificulta formar, mantener y reforzar vínculos sociales.
La conducta catatónica está caracterizada por un tipo de patrón de comportamiento inapropiado en relación a su entorno, permaneciendo rígido e inmóvil o realizando una actividad motora excesiva.
De la misma manera, el comportamiento desorganizado se define como un tipo de comportamiento o actividad no indicado para la situación del momento o caracterizado por ser totalmente impredecible.
La psicosis puede ser causada por la interacción de factores biológicos y psicosociales dependiendo del trastorno en el que se presenta. No obstante, también puede ser causada por factores puramente sociales, sin ningún componente biológico, e inducida por el consumo de drogas y ciertos tipos de fármacos.
Las diferentes causas provocan distintos tipos de psicosis, entre ellos la esquizofrenia, el trastorno esquizofreniforme, el trastorno esquizoafectivo, el trastorno delirante, el trastorno psicótico breve, el trastorno psicótico inducido por sustancias y el debido a una afección médica, entre otras muchas formas.
En la esquizofrenia, la psicosis parece estar relacionada con anomalías en la estructura y en la química cerebrales, así como asociada a factores genéticos. Su curso y gravedad, en cambio, pueden alterarse por factores sociales (estrés, falta de apoyo familiar, etc.).
En el trastorno psicótico breve, el estrés y las experiencias traumáticas son dos factores clave para desencadenar este tipo de patología en personas sin antecedentes previos de psicopatología.
En relación a la psicosis debida a una afección médica, esta puede desencadenarse por una causa orgánica. Las fuentes incluyen afecciones neurológicas como la psicosis epiléptica idiopática o desequilibrios generales.
Finalmente, la psicosis inducida por sustancias puede llegar a ser un efecto secundario causado por el uso, abuso y abstinencia de ciertas drogas y fármacos tomados de forma ilegal.
Las anfetaminas, la cocaína, la marihuana y el alcohol, entre otros, pueden causar reacciones psicóticas durante el uso o la abstinencia de estos. Lo mismo se puede decir del uso de ciertos medicamentos anticonvulsivos, antiparkinsonianos, etc.
Tratamiento de los trastornos psicóticos
La psicosis, independientemente de si hablamos de la esquizofrenia u otro tipo de trastorno psicótico, debe ser tratada por un psiquiatra y a la vez, de forma paralela, se debe aplicar un tratamiento psicológico para fomentar el bienestar global de la persona.
La terapia apropiada de psicofármacos antipsicóticos junto con una buena terapia psicosocial son muy útiles para tratar de forma correcta un trastorno primario subyacente.
Asimismo, si los profesionales consideran que la persona corre un riesgo mayor de hacerse daño a sí misma o a las demás, generalmente se recomienda el ingreso hospitalario.
Finalmente, es importante remarcar que después de haberse producido un episodio de psicosis agudo, y una vez se ha podido estabilizar a la persona, se suele aplicar un tratamiento de mantenimiento también con antipsicóticos.
Conjuntamente, también se puede intentar en estos casos la terapia psicológica y el entrenamiento en habilidades sociales, cotidianas y una formación profesional para asegurar la mayor adaptación posible de la persona en la sociedad.
Referencias bibliográficas:
Asociación Americana de Psiquiatría (APA) (2013). Manual de diagnóstico estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), quinta edición. Madrid: Panamericana.
Ford-Martin, P. A. (2002). Psychosis. In D. S. Blanchfield & J. L. Longe (Eds.), The Gale Encyclopedia of Medicine (2nd ed., Vol. 4, pp. 2765-2767). Detroit: Gale.