De la misma forma que cuidamos nuestra piel y nuestro cabello en verano, también debemos cuidar nuestros ojos. La vista se puede ver afectada por múltiples factores relacionados con esta época y podríamos llegar a notar las consecuencias muy temprano.
Para evitarlo, debemos seguir algunos pasos y rutinas que nos permitan manter la salud ocular y evitar que se pueda dañar por agentes externos. Clínica Baviera alerta sobre los 4 agentes más comunes que pueden afectar a nuestra vista y cómo protegernos ante ellos.
Los agentes externos que dañan nuestra vista en verano
El cloro
Son las propiedades desinfectantes del cloro las que pueden provocar irritación en los ojos. Normalmente si el agua está bien tratada no tiene porqué ocurrir, pero sí es recomendable, siempre que se practique el buceo, utilizar gafas que puedan protegernos. Y, si además pueden tener filtros protectores del sol, mejor.
Pero, ¿qué ocurre con el agua del mar? Excepto que esta sea agua contaminada, no es mala para los ojos, aunque los usuarios de lentes de contacto deben tener especial cuidado y evitar llevar las lentillas a la playa.
El sol
Sin lugar a dudas es la época en la que las radiaciones solares son más fuertes, y, en consecuencia, más peligrosas. Por eso es imprescindible utilizar gafas de sol cuando se realicen actividades al aire libre; es recomendableusar gafas oscuras y envolventes, que sean adquiridas en locales especializados y cuenten con certificado CE de fabricación y con el tipo de filtro más adecuado para el uso que le vamos a dar.
El aire acondicionado
Muy utilizado durante esta época, el aire acondicionado puede aumentar la sequedad ocular. Esto es debido a que reduce la capa de agua que existe en el ojo y éste no produce la cantidad de lágrimas suficiente para estar bien humedecido. Para evitarlo, desde Clínicas Baviera recomiendan la utilización de lágrimas artificiales cuando notemos los ojos irritados.
La arena
Uno de los grandes peligros de los granos de arena en los ojos es que, debido a que la superficie del ojo es húmeda, pueden quedarse pegados. A esto se une su dureza y su posibilidad de transportar microbios. Cuando notemos arena es fundamental evitar rascarnos, puesto que terminaremos por arañar y dañar la superficie del ojo, provocando una abrasión corneal.
Por esta razón es recomendable, cuando acudamos a la playa, llevar una botella de agua limpia que, además de mantenernos hidratados, podamos usar para poder limpiar el ojo lo antes posible en caso de un incidente y evitar daños mayores.