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Palabra polio en un diccionario

Poliomielitis (polio): qué es, síntomas, vacuna y tratamiento

La polio es una enfermedad infecciosa que continúa siendo una plaga en algunas regiones del mundo.

Existen cierto número de enfermedades que nos permiten observar las grandes diferencias existentes entre los diferentes países o regiones del mundo en cuanto a la calidad de la salud y del sistema sanitario.

Uno de estos ejemplos es la poliomielitis, una enfermedad prácticamente erradicada en la mayor parte de los países desarrollados, pero que todavía afecta a una gran cantidad de personas en regiones del mundo con menos recursos. A lo largo de este artículo explicaremos qué es la poliomielitis, sus tipos y síntomas y cuál es su tratamiento.

¿Qué es la poliomielitis?

También conocida como polio o parálisis infantil, la poliomielitis es una enfermedad infecciosa provocada por un agente llamado poliovirus y que afecta sobre todo a niños menores de 5 años.

Esta enfermedad ataca al sistema nervioso, causando, entre otros síntomas, una debilidad muscular que puede llegar a ser tan grave que en un pequeño porcentaje de casos la persona acaba por ser completamente incapaz de moverse.

Los síntomas de la poliomielitis pueden aparecer desde unas pocas horas tras el contagio hasta pasados varios días. Habitualmente, la debilidad muscular afecta a piernas o extremidades inferiores; no obstante, también es muy común que este síntoma afecte a los músculos de la cabeza, el cuello y el diafragma.

En cuanto a la gravedad de estos síntomas, en muchas ocasiones, tras un tratamiento adecuado la persona logra recuperarse por completo. En el 25 por ciento de los casos, las personas con polio desarrollan síntomas menores como fiebre, dolor de garganta, rigidez en el cuello, los cuales vuelven a la normalidad tras una o dos semanas.

Sin embargo, la poliomielitis resulta mortal en un 2-5 por ciento de los casos de niños afectados y en torno a un 15-30 por ciento de los adultos. Un porcentaje relativamente alto si tenemos en cuenta la trayectoria histórica de la enfermedad, ya que existen registros de casos que datan de cientos de años atrás.

Debido a que se trata de un virus altamente contagioso, en 1988 se llevó a cabo por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) una iniciativa mundial de la erradicación de la polio. Gracias a la creación de la vacuna contra la polio en el año 1955, los casos de polio han disminuido considerablemente a nivel mundial. Sin embargo, en regiones subdesarrolladas todavía continúa siendo una plaga que causa un gran número de muertes al año.

Tipos de polio y sus síntomas

Existen diferentes tipos de poliomielitis que, si bien todos afectan al sistema nervioso, poseen una variabilidad significativa en cuanto a sus síntomas. No obstante, se estima en la mayoría de casos (entre un 95 y un 99 por ciento) las personas que se contagian con el poliovirus no desarrollan ningún tipo de síntomas.

El peligro de estos casos es que, aunque asintomático, la polio puede ser igualmente propagada, contagiando la enfermedad a otras personas. Los diferentes tipos de poliomielitis y sus síntomas son:

Poliomielitis no paralítica

Hombre tocándose la garganta por dolor
El dolor de garganta es una de los síntomas | Getty Images

También llamada poliomielitis abortiva, los síntomas de la poliomielitis no paralítica son muy similares a los de la gripe y pueden permanecer en la persona alrededor de unos 10 días. Estos síntomas incluyen:

Fiebre

Dolor de garganta

Cefaleas

Vómitos

Sensación de cansancio y fatiga

Meningitis

 Poliomielitis paralítica

Persona con dolor muscular en la pierna
La debilidad muscular puede ser en un solo lado del cuerpo | Getty Images

Según las estadísticas, se estima que aproximadamente un 1% de los casos de polio pueden derivar en una parálisis. La poliomielitis paralítica puede subdividirse en tres tipos de polio según la zona afectada por la parálisis:

Polio espinal: parálisis de la médula espinal

Polio bulbar: parálisis del tronco encefálico

Polio bulboespinal: parálisis de médula espinal y tronco encefálico

 

Los casos de parálisis completa debida a la polio son muy poco comunes, quedando en parálisis permanente menos de un 1% de los afectados. Sin embargo, entre un 5 y un 10 por ciento de los casos, el poliovirus afecta a los músculos que permiten la respiración, causando la muerte de la persona.

La sintomatología inicial de la poliomielitis paralítica es muy similar a la de la variedad anterior. Con la principal diferencia de que al cabo de una semana comienzan a aparecer síntomas de mayor gravedad como:

Pérdida de reflejos

Debilidad muscular en las extremidades, en ocasiones de un solo lado del cuerpo

Parálisis repentina, temporal o permanente

Deformación de extremidades, caderas, tobillos y/o pies

Síndrome post-polio

En algunos casos en los que la persona consigue recuperarse de la enfermedad, puede ocurrir que la polio y sus síntomas regresen, aproximadamente alrededor de un 25-50% de los casos. Habitualmente, esto ocurre pasados entre 15 y 40 años, siendo los principales síntomas del síndrome post-polio:

Dolor muscular intenso

Debilidad muscular y articular

Sensación de cansancio y fatiga

Pérdida de masa muscular y atrofia muscular

Dificultad para tragar y respirar

Apnea del sueño

Problemas de sueño

Sensibilidad térmica

Depresión

Problemas de concentración y/o de memoria

¿Cómo se contagia la poliomielitis?

Tal y como se menciona anteriormente, la poliomielitis es una enfermedad altamente contagiosa que se transmite principalmente a través del contacto con heces infectadas y, en menor medida, a través de la tos o los estornudos, ya que el poliovirus habita en la garganta y los intestinos. El contacto con cualquier objeto que haya estado en unión con cualquiera de los agentes infecciosos anteriores también puede ser un foco de contagio.

En aquellas áreas del mundo en las que las personas tengan un acceso limitado al agua corriente o a inodoros, poseen más probabilidades de contraer polio debido a que el virus se transporta a través del agua contaminada por los desechos humanos infectados. De ahí que los países o zonas menos desarrolladas o con peores condiciones de vida posean índices más altos de contagio por polio.

Aquellas personas con sistemas inmunológicos debilitados, como pueden ser niños pequeños o personas con VIH, así como mujeres embarazadas, son mucho más susceptibles a contagiarse con el virus de la poliomielitis. El riesgo de infección aumenta en los siguientes casos:

Viajar a una zona del mundo que ha sufrido un brote reciente de polio

Vivir o cuidar a una persona con poliomielitis

Manejo en laboratorio de muestras de virus

Estrés intenso o actividad física extenuante tras la exposición al virus

¿Existe un tratamiento?

Fisioterapeuta masajeando la rodilla de un hombre
La fisioterapia para mejorar la respiración es uno de los tratamientos | Getty Images

Por el momento, no se ha conseguido desarrollar una cura efectiva para la poliomielitis, por lo que el tratamiento consiste en el abordaje de los síntomas mientras la infección sigue su curso. Los tratamientos sintomáticos habituales incluyen:

Recomendación de reposo absoluto en cama

Analgésicos

Medicación antiespasmódica para relajar la musculatura

Antibióticos

Soporte a la respiración

Fisioterapia para ayudar a fortalecer músculos, tratar el dolor y recuperar el movimiento

Dispositivos térmicos para calmar el dolor muscular y los espasmos

Fisioterapia para tratar los problemas de respiración

Rehabilitación pulmonar

En casos de parálisis o debilidad extrema, silla de ruedas o dispositivos de movilidad

Referencias bibliográficas

Henry, J. L., Jaikaran, E. S., Davies, J. R., Tomlinson, A. J., Mason, P. J., Barnes, J. M., & Beale, A. J. (1966). A study of poliovaccination in infancy: excretion following challenge with live virus by children given killed or living poliovaccine. The Journal of Hygiene, 64(1), 105-120.

Aylward, R. (2006). Eradicating polio: today's challenges and tomorrow's legacy. Annals of Tropical Medicine and Parasitology, 100(5–6): 401–413.