Las gasolineras baratas, también conocidas como low cost, siempre han estado bajo sospecha. Hay cierto temor a que los combustibles que se dispensan en estas estaciones de servicio no reúnan la suficiente calidad. Ante eso, muchos conductores optan por repostar en Repsol o Cepsa, aunque sin tener claro cuál es la mejor opción.
En principio, las de bajo coste deben ofertar unos precios más económicos respecto a las convencionales. Todo ello sin que la calidad del carburante se vea afectada. Pero para ello sería necesario reparar en los distintos factores que influyen sobre las tarifas de la gasolina y el diésel.
¿Qué factores influyen sobre las tarifas del combustible?
En primer lugar se encuentra el coste de la materia prima, que dependerá de la cotización del petróleo. Otro aspecto son los márgenes brutos de distribución, que son los gastos derivados de la logística, almacenamiento y transporte. De aquí se pueden extraer gran parte de los beneficios de estas compañías.
También hay que tener en cuenta el IVA y el Impuesto especial sobre hidrocarburos. No obstante, hay que aclarar que estos distintos parámetros se distribuyen de manera desigual en función del tipo de combustible.
En el caso de la materia prima, supone el 33% del valor final de la gasolina, frente al 39% del gasóleo. Por su parte, el impuesto sobre hidrocarburos encarece la gasolina un 32%, mientras que en el diésel se reduce al 28%.
¿Cómo pueden reducir los precios en las gasolineras baratas?
De entre todas las opciones planteadas, las estaciones de servicio únicamente puede utilizar los márgenes de distribución para rebajar el precio. La calidad de los carburantes, en principio, no debería verse afectada, ya que la legislación obliga a cumplir unos estándares.
Otra cosa bien distinta es que pueda haber diferencias en lo que se refiere a los aditivos que se incorporan a los combustibles. La base siempre será la misma independientemente de la gasolinera, pero lo que se le añada más adelante será lo que influya. Tanto en el precio como en la calidad.
Aseguran que en el caso de no llevar estos aditivos, el motor no tendría motivos para verse perjudicado. Aunque con el tiempo podría sufrir las consecuencias, publica el portal especializado Autobild.
Indican que las diferencias no solo se aprecian entre las estaciones de bajo coste y las convencionales. Incluso puede haberlas en una misma marca, si tenemos en cuenta que operan con combustible normal y premium. Estos últimos encarecerán el repostaje, pero a cambio ofrecen una mayor potencia y un mejor cuidado del motor.
En las gasolineras low cost el ahorro puede llegar a ser muy importante, de unos cuantos euros en cada repostaje. Es algo a tener en cuenta.
¿La gasolina barata provoca averías en los coches?
Los conductores, en ocasiones, prefieren pagar un poco más y llenar el depósito en Repsol o Cepsa. Cualquiera de las dos opciones resulta igual de válida.
Pero tampoco ocurre nada malo por repostar en las gasolineras baratas. El motor no tendría que verse dañado en ningún momento. Salvo en aquellos vehículos en los que el fabricante determine el uso de combustibles con alto octanaje o premium.
Ningún coche está libre de sufrir un problema en el motor. Pero cuando se tratan de fallos provocados por el combustible, por lo general obedece a una mala conservación del mismo. Sobre todo son averías asociadas con la limpieza de los sistemas de suministro, los tanques de almacenamiento y los propios surtidores.
Aunque no resulten demasiados frecuentes, es algo a lo que se expone cualquier conductor. Por lo tanto, dará igual que se reposte en estaciones de servicio normales o de bajo coste.
Esa falta de mantenimiento o la suciedad que puede llegar a arrastrar afectará al rendimiento del motor. En este sentido sería interesante conocer los procedimientos que siguen las distintas marcas para limpiar sus depósitos de almacenamiento.