Si hasta hace tan solo unos días era un gran desconocido, ahora se ha convertido en el producto más buscado del supermercado. El aceite de girasol, eclipsado en nuestro país por el de oliva, es el auténtico oro líquido de nuestros días. La invasión rusa de Ucrania, que produce alrededor del 62% del aceite de girasol que se consume en España, ha sacudido el mercado europeo y ha disparado los precios.
En el mercado español, donde este aceite supone el 33% del consumo directo, su precio ha subido hasta un 60%. Muchos clientes se han lanzado a comprar aceite de girasol por miedo a quedarse sin, vaciando los estantes de los supermercados. Sin embargo, los expertos desaconsejan esta práctica, y advierten de un peligro del aceite de girasol que muy poca gente tiene en cuenta a la hora de comprarlo.
El peligro desconocido del aceite de girasol
La subida del precio del aceite de girasol no es algo nuevo. A nivel mundial, el girasol ha triplicado su valor en menos de un año, debido a la demanda creciente. Una situación que contrasta con el retroceso del cultivo de este cereal y las malas cosechas provocadas, por ejemplo, por la sequía.
De todas formas, la situación actual en Ucrania no debería verse reflejada en el mercado, ya que el aceite disponible corresponde a las cosechas pasadas. A pesar de eso, el pánico ha llevado a muchas personas a lanzarse a por este producto. Todo ello, sin tener en cuenta el mayor peligro del aceite de girasol: se estropea con rapidez.
Según explican desde HUFFPOST, los expertos desaconsejan el acopio de aceite por su rapidez a la hora de ponerse malo. "El aceite de girasol, incluso conservado en condiciones ideales, tiene una fecha de consumo de alrededor de un año desde su envasado", señalan desde la OCU.
Ni siquiera tener el aceite guardado en un sitio fresco y a oscuras puede salvar a nuestro aceite. Una vez pasada la fecha de caducidad, empieza a perder calidad y a enranciarse, por lo que se desaconseja su consumo. Este problema hace que sea inviable comprarlo en grandes cantidades, como han hecho muchos clientes en los últimos días.
Alarma en España: En peligro el abastecimiento de productos en los supermercados
La industria agroalimentaria, contra las cuerdas
La escasez de aceite de girasol puede tener, además, consecuencias muy graves para toda la industria agroalimentaria. Si bien no es el más consumido de forma directa en España, tierra del aceite de oliva, sí que se utiliza para elaborar muchos otros productos. Si no se encuentra un sustituto viable, alimentos como la bollería, las conservas o los fritos no aguantarán más de un mes con las actuales reservas.
En España se destinan alrededor de 193.000 toneladas de aceite de girasol al consumo dentro del hogar. En el caso de la industria, tanto en hostelería como en restauración, esta cifra alcanza las 186.800 toneladas. La falta de aceite no se debe solo al parón en las refinerías ucranianas, sino también a que los barcos no circulan por el estrecho del Bósforo.
Las empresas buscan a contrarreloj mercados alternativos en los que comprar aceite de girasol, como Brasil o Sudáfrica. Al mismo tiempo, también intentan desarrollar nuevas recetas con otros tipos de aceite, pero muchas veces el más popular, el de oliva, no sirve.
El aceite de oliva no sirve para los sectores más golpeados
"A nosotros no nos sirve[el aceite de oliva], no tiene las características ideales para ser un sustituto del girasol", asegura Rubén Moreno, director general de Produlce. El principal problema radica en el sabor, mucho más fuerte, cuando lo ideal es uno más neutro. Esto obliga a apostar por otros aceites minoritarios en España, como el de palma, de colza o de coco.
Si se consiguen desarrollar nuevas fórmulas, podría surgir otro problema. Las empresas se verán obligadas a cambiar el etiquetado, para reflejar tanto los nuevos ingredientes como las nuevas recetas. Esto podría llevar a una especie de "cuello de botella", con falta de diseñadores, material e incluso impresoras.
Sobre el aceite de girasol, las opiniones sobre su posible escasez están muy divididas. Su precio también va en aumento, arrastrado por la falta del aceite de girasol, pero desde el Gobierno aseguran que el abastecimiento está asegurado.
La industria, a pesar de eso, pide relajar las normativas arancelarias y sanitarias al menos de forma temporal. Esto facilitaría la importación de aceite de países que actualmente no cumplen con los requerimientos exigidos en España.