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Niño con fiebre

Los pediatras explican qué hay que darle de comer a los más pequeños cuando enferman

Aunque haya una pérdida de apetito, no debemos descuidar la alimentación

El invierno es la época del año en la cual proliferan más virus y bacterias y esto, evidentemente, aumenta las probabilidades de caer enfermos. De hecho, cualquier persona puede ser susceptible de ello, incluso los seres más indefensos: los niños.

Es muy habitual que cuando un niño se encuentre mal, este pierda el apetito y rechace la comida. Aunque se trata de algo que entra dentro de lo 'normal', lo último que debemos hacer es dejar de darles a comer. Existen algunas razones que sustentan esta información, y las vamos a ver a continuación.

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¿Dar o no dar de comer? Esto es lo que dicen los pediatras

Cualquier padre o madre se habrá enfrentado más de una vez a esta situación: un niño pequeño, enfermo y sin ganas de probar bocado... ¿Te suena? Si es así, todo lo que vas a leer a continuación te interesa.

Dos niños durmiendo en una cama
Los niños pequeños también son susceptibles de enfermar en invierno | Getty Images

Aunque en estos casos es muy común que salten las alarmas, lo primero que tenemos que hacer es mantener la calma. Si a nosotros, los adultos, nos resulta muy difícil lidiar con el malestar... a los pequeños no va a ser menos.

Cuando un niño está enfermo, su cuerpo se encuentra en unas condiciones más débiles y sensibles. De hecho, en esos momentos todo su sistema inmune intenta trabajar para recuperar la homeostasis y, por consiguiente, el apetito.

Es habitual que ante estas situaciones el niño no quiera comer. La pérdida de fluidos que el cuerpo experimenta cuando enfermamos hace que nos deshidratemos más, y por lo tanto, tengamos más debilidad.

Sin embargo, aunque no podemos pretender que bajo estas circunstancias los pequeños coman como suelen hacerlo de forma habitual, los adultos tenemos que seguir velando por su alimentación. En este sentido, no darles de comer NO es la solución.

Niño comiendo diferentes alimentos
Es importante que, cuando estén enfermos, no se les obligue a comer | Getty Images

Entonces... ¿Qué debemos hacer? Pues bien, los expertos y pediatras señalan la importancia de adaptar la dieta en este tipo de casos. Con el objetivo de no prolongar y agravar más la enfermedad, lo primero que tenemos que hacer es mantener a los pequeños hidratados.

Para conseguir esto, debemos asegurarnos que siguen ingiriendo líquidos. Por ejemplo, podemos ofrecerles agua varias veces al día, leche o incluso zumo de frutas. Por otra parte, los caldos, purés y sopas también son de gran ayuda, especialmente si son de pescado o arroz.

Una vez tenemos cubierta esta parte de la alimentación, debemos analizar el resto de alimentos sólidos. Cabe mencionar que, lo que no debemos hacer nunca, es forzar al niño a comer si no tiene hambre.

Esto debemos tenerlo en cuenta sobre todo si nuestro pequeño sufre alguna afección estomacal, como por ejemplo una gastroenteritis o diarrea. Ahora bien, no forzar tampoco implica que debamos quedarnos de brazos cruzados.

Cuando nos encontramos en este tipo de situaciones, los pediatras recomiendan llevar a cabo una dieta que, en la gran mayoría de casos, viene de lujo: la dieta BRAT. Vamos a verla a continuación.

La dieta blanda que nunca falla

Quizás no sea la primera vez que oyes este nombre, pero si no es el caso, te presentamos la dieta BRAT, un tipo de dieta blanda que se compone únicamente de cuatro alimentos: plátano, arroz blanco, compota de manzana y tostadas.

Una cuchara llena de arroz blanco hervido y mucho líquido
El arroz blanco, que forma parte de la dieta BRAT, es muy efectivo para aliviar síntomas estomacales | Getty Images

Todos estos alimentos, de fácil digestión, son ideales para ofrecer cuando nuestros hijos están enfermos. De hecho, tan solo con ellos, se pueden obtener todos los nutrientes esenciales que el cuerpo necesita en esos momentos.

Sin embargo, algo que debemos tener presente es que esta dieta no puede prolongarse en el tiempo. A pesar de ser alimentos saludables, debemos saber que también presentan ciertas carencias nutricionales.

Por lo tanto, lo más aconsejable es ofrecerla durante el tiempo que dure el malestar. Una vez veamos que los síntomas remiten, lo mejor es poco a poco intentar introducir de nuevo el resto de los alimentos.