En las enfermedades víricas, un agente infeccioso conocido como virus invade nuestro cuerpo, o el de cualquier otro ser vivo, provocando todo tipo de signos y síntomas. Una de las principales características de estas es que, generalmente, no existe un tratamiento para acabar con el virus, sino que se recurre a una intervención sobre los síntomas.
Aunque son muchas las infecciones provocadas por los virus, en este artículo nos centraremos en las paperas. A lo largo de los siguientes párrafos, descubriremos qué son las paperas y cuáles son sus síntomas, causas y posibles tratamientos.
Las paperas son una enfermedad causada por el virus de la parotiditis, conocido como paramixovirus, que se caracteriza por manifestar síntomas muy distintivos como una hinchazón dolorosa de una o ambas glándulas salivales parótidas, lo que visualmente se percibe como una especie de abultamiento en la zona superior de la garganta o papada.
Estos síntomas, que generalmente suelen aparecer entre los 16 y los 18 días tras la infección, suelen incluir también fiebre, dolor muscular y dolores de baza, disminución del apetito y sensación constante de fatiga, entre muchos otros.
Es muy habitual que las paperas afecten con mayor severidad a adultos que a niños. En estos casos los síntomas se agravan y se pueden desarrollar complicaciones como meningitis, pancreatitis, inflamación del corazón, sordera permanente y, en hombres, inflamación testicular que puede acarrear serios problemas de fertilidad. En el caso de las mujeres, se puede dar una leve inflamación ovárica que no representa un riesgo para fertilidad.
El principal peligro de las paperas es la facilidad con la que estas se contagia y propagan entre las personas que viven en lugares cerrados. Este virus puede contagiarse bien por contacto directo con la persona infectada, o bien por pequeñas gotas que se absorben por vía respiratoria.
El riesgo de infección es mayor desde, aproximadamente, siete días antes del inicio de los síntomas hasta alrededor de ocho días después de que estos se manifiesten. Una vez la infección ha seguido su curso, la persona suele quedar inmune para el resto de su vida. No obstante, existen algunos casos en los que puede darse una reinfección pero los síntomas de esta suelen ser mucho más leves.
Debido a su alto riesgo de contagio, la mayoría de países desarrollados incluyen la vacuna contra las paperas en sus programas de inmunización; habitualmente junto con las vacunas del sarampión, la rubéola y la varicela.
En algunos casos, las paperas no llegan a manifestar síntomas en la persona contagiada por el virus o, si los tienen, estos son muy leves. No obstante, en la mayoría de los casos, una vez pasadas las primeras semanas tras la exposición al virus, la persona puede comenzar a experimentar los siguientes signos y síntomas característicos de las paperas:
Parotiditis o glándulas salivales inflamadas y dolorosas
Fiebre
Cefaleas o dolores de cabeza
Dolor muscular
Debilidad
Sensación de cansancio y fatiga
Disminución o pérdida del apetito
Dolor al masticar o tragar
Tal y como se menciona en el punto anterior, la causa de las paperas es un agente vírico o virus de la parotiditis. Este se transmite muy rápidamente entre las personas que viven en el mismo lugar a través de la saliva o a través del aire, ya que este puede contener pequeñas gotas de saliva infectada.
Una persona que no es inmune o no ha recibido la vacuna preventiva contra las paperas puede contagiarse al respirar las gotas de saliva de una persona con el virus que acaba de estornudar o toser. Asimismo, el contagio también puede ser posible al compartir utensilios, como vasos, con una persona con paperas.
Aunque no suelen ser habituales, las complicaciones asociadas a la enfermedad de las paperas pueden llegar a ser potencialmente serias, involucrando principalmente la inflamación e hinchazón de algunas partes del cuerpo.
Los principales órganos o tejidos que pueden verse afectados por las paperas son:
Las paperas pueden provocar una condición conocida como orquitis en la que uno, o ambos, testículos sufren una inflamación e hinchazón. Esto suele ocurrir en hombres que ya han alcanzado la pubertad y puede llegar a comportar problemas de fertilidad.
Esta inflamación también puede ocurrir en mujeres que han alcanzado la pubertad. En estos casos, puede darse una inflamación en los ovarios conocida como ooforitis o en los senos, llamada mastitis. A diferencia de los hombres, en las mujeres la fertilidad no suele verse afectada.
El páncreas es otro de los órganos que pueden verse perjudicados por las paperas. La pancreatitis suele estar asociada a síntomas como dolor en la parte superior del abdomen, náuseas y vómitos.
Las infecciones virales, como es el caso de las paperas, pueden acarrear una inflamación del cerebro o encefalitis. Esto aumenta las probabilidades de desarrollar graves problemas neurológicos e, incluso, de poner en peligro la vida de la persona.
Por otra parte, las membranas, el líquido cerebral y la médula espinal, también puede verse afectadas por esta enfermedad, dando paso a una meningitis. Esto ocurre cuando el virus de la parotiditis se disemina a través del torrente sanguíneo y afecta al sistema nervioso central.
Debido a que esta afección es provocada por un virus, la administración de antibióticos u otros medicamentos no resulta efectiva. Por lo tanto, el tratamiento para las paperas consiste en el alivio de los síntomas.
Algunas de las medidas que una persona con paperas puede adoptar para sentirse mejor incluyen:
Mantener el reposo sobre todo si la persona se siente cansada
Analgésicos
Aplicar compresas frías o hielo en las glándulas inflamadas
Aumentar la ingesta de agua
Realizar dieta blanda
Evitar alimentos o bebidas ácidas
Cuando el riesgo de contagio haya desaparecido y si la persona se encuentra bien, se pueden retomar las actividades diarias. Habitualmente, las paperas suelen seguir su curso durante un par de semanas, tiempo a partir del cual la persona ya empieza a sentirse mejor.
Hviid, A., Rubin, S. & Mühlemann, K. (2008). Mumps. The Lancet, 371(9616): 932–944.