El pan es de los alimentos más consumidos en España y en el mundo. Sirve tanto de acompañamiento como de ingrediente e incluso recipiente para algunas comidas. Además, si bien en pan blanco es el más popular de todos, hay miles de panes diferentes: integral, de centeno, con cerveza, baguette, etc.
Ahora bien, a pesar de ser cierto que no entenderíamos nuestra gastronomía sin el pan, los nutricionistas llevan años advirtiendo de sus peligros. Gran parte de los panes a los que tenemos acceso hoy en día están elaborados con harinas refinadas. Esto se traduce en un alto índice glucémico y, si se consume en exceso, en problemas de salud como, por ejemplo, la obesidad.
Afortunadamente, en España hace ya algún tiempo que se decidió mover ficha en este sentido. Por ejemplo, desde el 26 de abril de 2019, únicamente el pan elaborado al 100% con harina de grano completo puede considerarse pan integral. Ahora bien, hay otro ingrediente escondido en el pan que hasta ahora generaba especial preocupación entre los nutricionistas.
El pan cambiará de sabor esta misma semana en España
Además del azúcar, si existe hoy un día un ingrediente del que abusamos con demasiada frecuencia este es la sal. La sal en exceso resulta perjudicial por varias razones: dispara la tensión, ataca la mucosa del estómago e incluso aumenta el riesgo de cáncer intestinal. En este sentido, las autoridades han decidido poner orden en la industria en la industria de la panificación, en la que se usa gran cantidad de sal.
En concreto, el Gobierno limitará la cantidad de sal que se puede usar en la elaboración del pan. No se trata de una medida nueva, ya que forma parte del decreto mismo decreto de 2019 por el que se regulaba la harina. Ahora bien, este próximo viernes, 8 de abril, concluye el tiempo de gracia que tenían las empresas para adaptarse a la normativa.
Importantes cambios en la industria de la panificación
En este sentido, a partir de ahora las empresas que elaboren pan tendrán que cumplir con unos requisitos bien claros. Concretamente, solo podrán usar un máximo de 1,31 gramos de sal por cada 100 gramos de producto. Es decir, por cada kilo de pan no podrá haber más de 13,1 gramos de sal.
Si analizamos la normativa por el índice de sodio total, el límite se sitúa en 1,66 gramos de sal por cada 100 gramos de pan. En resumen, a la hora de pesar los ingredientes, por cada kilo de pan no será legal una presencia de sal mayor de los 16,6 gramos.
No hace falta decir que la sal es un ingrediente básico y muy necesario para la elaboración del pan. Este le confiere al producto parte de su delicioso sabor, lo que hace que consumamos más y más. Esto puede implicar que a partir de este viernes algunos panes cambien de sabor para siempre en nuestro país.
Si alguna vez hemos consumido pan sin sal, por motivos médicos o simplemente por haber comprado una barra sin darnos cuenta, habremos notado que es diferente. Muchos reconocen que les resulta algo "soso" dicho pan. Afortunadamente, la normativa no prohíbe toda la sal, por lo que este seguirá teniendo sabor.
Los peligros desconocidos del abuso de la sal
Además, la nueva normativa acercará el producto a las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El organismo lleva años avisando de los graves problemas derivados del consumo excesivo de sal. Lo suyo es consumir menos de 5 gramos de sal al día, pero en España las cosas distan mucho de este consumo.
Según las autoridades de nuestro país, los españoles consumen casi 10 gramos de sal diariamente. Un problema que llevamos que persiste a pesar de lo perjudicial que resulta esta ingesta.
Lo peor de todo es que gran parte de la sal que consumimos llega a nuestro organismo a través de los alimentos ultraprocesados. Es decir, en general no llegamos a ser conscientes de toda la sal que comemos. En este sentido, el pan juega un papel crucial, ya que es, con diferencia, uno de los productos más presentes en nuestro día a día.