Si vamos a cualquier supermercado y nos fijamos en los carritos, es muy probable que en ellos veamos algún embutido. Y no es de extrañar, pues España es uno de los países que más consume estos alimentos. Si bien los conservantes logran mejorar el aspecto y el sabor, lo cierto es que algunos pueden ser responsables del desarrollo de algunas enfermedades.
¿Hasta qué punto es sano comer embutidos?
Los embutidos son solo uno de los muchos derivados cárnicos que tenemos a nuestro alcance. Estos se preparan con una mezcla de carne picada, grasas, sal y otros condimentos, que le confieren su característico sabor. Se pueden distinguir varios tipos de embutido: frescos, transformados, de carne, procedentes de vísceras y muchos otros.
Se trata de un producto con una larga historia en la gastronomía de nuestro país. Pero a pesar de ello, hoy en día sabemos que abusar de los embutidos no es para nada sano. No podemos olvidar que, para obtener su delicioso sabor, se utilizan grandes cantidades de grasa, lo que convierte a este producto en algo tremendamente calórico.
Además, también conviene tener presente que muchos embutidos contienen añadidos químicos y conservantes, responsables de que algunos luzcan tan frescos. A pesar de ello, hoy en día hay todo tipo de opciones en cuanto a embutidos se refiere, algunas más sanas que otras. Para que nos sea más fácil escoger, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha desvelado cuál es el peor embutido que podemos comprar, y no te va a gustar nada la respuesta...
¿Cuál es el peor embutido de España?
Aunque el consumo de embutidos debe ser moderado en cualquier caso, hay un embutido en concreto que puede acarrear graves problemas de salud: el chorizo. Su alto contenido en grasa y sodio hace que sea un alimento bastante perjudicial para nuestro cuerpo. Además, su ingesta incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y favorecer la adicción en su consumo.
Comer chorizo puede aumentar los niveles de colesterol y triglicéridos, y además contiene hasta 12 veces más sodio que la carne fresca. Los expertos en nutrición señalan que 15 gramos de chorizo contienen 64 calorías, de las cuales 6 son grasas. Además, también señalan que, si consumimos este alimento de forma muy frecuente, el riesgo de padecer cáncer colorrectal aumenta hasta un 18%.
Otro tipo de embutido que los expertos desaconsejan comer o recomiendan reducir al máximo su ingesta son los embutidos curados. Se trata de aquellos que se elaboran a partir de una mezcla de carne picada, condimentos y especias.
Estos se someten a un proceso de maduración, dejándolos secar hasta que adquieren consistencia. La principal desventaja que presentan para nuestra salud es su elevado contenido en sal. Algunos ejemplos de los más consumidos son las salchichas y los salamis.
¿Existen otras alternativas para consumir?
Aunque los embutidos en general no son especialmente saludables, si tenemos que decantarnos por alguno es mejor que sean aquellos que contienen menor cantidad de grasa y sal. La OCU en este caso sugiere que, entre todos los embutidos que existen en el mercado, consumamos algunos como el jamón cocido, la pechuga de pavo o el pollo.
Sea cual sea el embutido que consumas, ten presente que una dieta basada en alimentos naturales y libre de químicos siempre será mejor. Si quieres cuidar de tu cuerpo y de tu salud, apuesta mejor por los alimentos saludables.
¿Qué impacto tienen los embutidos en nuestro organismo?
Diversos estudios han constatado que el consumo habitual de embutidos puede suponer un riesgo para nuestra salud. Según señalan algunos investigadores, al ingerir estos alimentos estamos aumentando el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diversos tipos de cáncer.
Además presentan un elevado contenido en ácidos grasos saturados, lo cual se traduce a una mayor probabilidad de aumentar el nivel de colesterol y, por consiguiente, padecer sobrepeso.
Por otra parte, un estudio realizado por Hardvard School of Public Health afirmó que algunos de estos embutidos contienen hormonas que pueden afectar a fertilidad de las personas. Pero sobre todo, y lo más importante, es tener en cuenta que estos alimentos contienen aditivos. De esta forma, la sensación de consumo aumenta y la creación de adicción puede repercutirnos negativamente.