La Organización de Usuarios y Consumidores ha revelado si los botes de tomate que venden en el supermercado son saludables. La OCU ha realizado un análisis del etiquetado de un total de 113 muestras de tomate de bote que podemos encontrar en el súper.
Ha dividido este tomate en tres categorías: tomate triturado, tomate frito y salsa de tomate. Cada una de las categorías ha obtenido un resultado. ¿Quieres saber si el que tú consumes es saludable? Sigue leyendo.
Tomates envasados, ¿cuáles tienen mejor perfil nutricional? Analizamos las etiquetas de 113 productos: tomate triturado, tomate frito y salsas de tomate. Los productos analizados no llevan excesos de azúcar, grasas o sal. Descubre los resultados https://t.co/NzgUx1jcHW
— OCU (@consumidores) August 4, 2020
Tomate triturado
Está formado por tomate natural pelado y cortado en trozos pequeños. Según explica la OCU, de las 16 muestras que analizaron, 13 contenían sal añadida y la mayoría también tenían ácido cítrico (E330) para regular la acidez del producto. No obstante, hacen hincapié en que se trata de un aditivo que no conlleva riesgos.
En cuanto a los valores nutricionales, la OCU ha dictado que todos los analizados tienen una puntuación A en el sistema Nutriscore. Si no sabes lo que es el ‘sistema Nutriscore’, te lo explicamos: se trata de una herramienta que nos ayuda a descifrar si el producto que queremos comprar es sano o no, sin la necesidad de tener que leer los ingredientes y analizarlos.
Este sistema va desde el color verde (más saludable) hasta el rojo (menos saludable). Por lo tanto, la letra A es la que implica que un producto es muy saludable, siendo la E la menos. Pues bien, según la OCU, los botes de tomate natural triturado analizado, además de tener una puntuación A en Nutriscore, no cuentan con grasa añadida, y tienen una cantidad de azúcar baja.
Tomate frito
Este es uno de los productos más consumidos por la población española. Normalmente, estos productos suelen llevar aceite, sal, azúcar y ácido cítrico. Según explica la OCU, esta categoría es la única que está regulada por ley, que indica porcentajes mínimos o máximos en algunos ingredientes.
Entre estos ingredientes añadidos, la OCU observa que es más usual que lleven aceite de oliva que de girasol. Además, algunos también llevan cebolla, y en más de la mitad se encuentra almidón. E uno de cada cuatro productos analizados, también se encuentran aromas.
Casi todas las muestras de tomate frito tienen una puntuación Nutriscore A o B, y en grasas, azúcares y sal encontramos valores medios. De manera puntual, podemos encontrar niveles altos de sal.
Salsa de tomate
Este producto puede ser conocido como ‘salsa de tomate’, ‘sofrito de tomate’, ‘fritada’ o ‘salsa para pasta’. Es muy similar al tomate frito, pero este tiene una consistencia más líquida.
Entre los productos que la OCU ha analizado, se encuentran dos muestras que tienen goma guar (E412), goma xantana (E415), y nueve de ellos tienen almidones. Además, en cuanto a grasas y sal, más o menos coinciden con el nivel de la salsa de tomate. No obstante, tienen una cantidad de azúcar más reducida.
Las conclusiones de la OCU
La OCU ha explicado, como conclusión, que las puntuaciones de Nutriscore de los 112 productos han sido, por lo general, buenas: 59 productos obtienen la calificación A y 45 la B. Por lo tanto, solo nueve de estos productos analizados tienen una calificación C.
«Las cantidades de grasas y azúcares son aceptables y sólo en algunos casos la sal puede ser puntualmente alta» explica la organización. No obstante, la presencia de estos ingredientes están justificadas.
- La sal potencia los sabores, aunque es conveniente que no alcance el 1%.
- El azúcar rebaja la acidez, y un 5% es una cantidad aceptable. La mitad del azúcar proviene del propio tomate.
- El ácido cítrico rebaja la acidez.
- Los aromes se usan cuando no hay suficientes ingredientes o tienen una calidad baja.
- Los almidones espesan la salsa y, por lo tanto, acortan el tiempo de elaboración.
Por otra parte, la OCU también explica que se han encontrado con un número «significativo» de productos que se dan a conocer por ser artesanales, tradicionales o caseros, cuando «ninguna de estas calificaciones está regulada».