La narcolepsia es una enfermedad crónica, pero no degenerativa; aun así, puede interferir de forma significativa en la vida de una persona y provocar problemas a la hora de trabajar, conducir, socializar o realizar otras actividades cotidianas.
En los casos más severos, este trastorno del sueño impide que las personas que lo padecen puedan vivir una vida normal, lo que les lleva a la depresión y a la pérdida de independencia.
A continuación vamos a revisar qué es la narcolepsia, cuáles son sus síntomas nucleares, qué factores la causan y qué tratamiento suele utilizarse para paliar su sintomatología, tanto desde el enfoque médico-farmacológico como desde otros procedimientos complementarios, por ejemplo los que inciden en los hábitos.
La narcolepsia es un trastorno caracterizado por la presencia de una somnolencia diurna excesiva acompañada de ataques de sueño incontrolables y cataplejía, una pérdida repentina de tono muscular que puede durar hasta media hora.
La narcolepsia es la segunda causa de somnolencia diurna excesiva después de la apnea obstructiva del sueño. La somnolencia persistente y los ataques de sueño son los síntomas más característicos de esta condición. La somnolencia se ha comparado con la sensación de intentar permanecer despierto después de no haber dormido durante aproximadamente 2 o 3 días.
Las personas con narcolepsia se duermen de forma repentina, en cualquier lugar y momento, incluso en medio de una conversación. Estos ataques de sueño pueden durar desde unos pocos segundos hasta más de 1 hora.
Dependiendo de dónde ocurran los ataques de sueño, estos pueden llegar a ser simples inconvenientes o llegar a volverse episodios extremadamente peligrosos para la persona, especialmente si ocurren mientras esta conduce.
Existen diferentes tipos de sueño en los humanos. Normalmente, cuando las personas se duermen experimentan 90 minutos de sueño no REM, que es seguido por una fase de sueño REM. Sin embargo, las personas con narcolepsia pasan directamente al sueño REM. Además, los individuos que sufren narcolepsia también suelen presentar actividad cerebral típica del sueño REM durante el día.
Síntomas y signos principales
Los síntomas más comunes de la narcolepsia incluyen los siguientes: ataques de sueño (episodios de sueño cortos e incontrolables durante todo el día); la parálisis del sueño (incapacidad de moverse después de despertarse o de quedarse dormido); las alucinaciones auditivas o visuales (que suelen ocurrir al inicio o al final del sueño); y el sueño perturbado durante la noche (dar vueltas en la cama, tener pesadillas, etc.).
Asimismo, la cataplejía es otro síntoma de la narcolepsia y uno de los más problemáticos y peligrosos en el marco de esta alteración. La cataplejía afecta a un porcentaje elevado de las personas con narcolepsia y ocurre durante los ataques de sueño; en concreto, se doblan las rodillas y los músculos se aflojan. En casos extremos, el individuo puede llegar a paralizarse y caerse al suelo. Esta pérdida de tono muscular es temporal (dura de unos segundos a media hora) pero generar un malestar intenso.
Si bien los síntomas de la narcolepsia suelen iniciarse entre los 16 y los 20 años, es posible que no se diagnostique el trastorno hasta mucho más tarde. Con frecuencia el primer síntoma que se suele experimentar es la sensación de fatiga extrema.
Seguidamente, y después de varios meses o años, aparecen la cataplejía y otros síntomas del trastorno anteriormente descritos. Los ataques de sueño pueden ocurrir en cualquier momento, pero a menudo son provocados por emociones fuertes como la ira, la alegría o la sorpresa.
Una de las causas de la narcolepsia es una mutación genética. En 1999 se identificó el gen que causa el trastorno. La mutación en este gen impide que las células del hipotálamo (la parte del cerebro que regula, entre otras acciones, el comportamiento del sueño) puedan recibir las señales de otras células correctamente, desarrollándose así patrones de sueño anormales.
También se ha hablado sobre la posibilidad de que la narcolepsia pueda ser causada por algún tipo de trastorno autoinmune. Esta teoría sugiere que el sistema inmune de la persona se vuelve accidentalmente contra el área específica del cerebro que controla el estado de alerta y el sueño, hiriéndolo o destruyéndolo.
La narcolepsia no suele heredarse entre parientes cercanos. Aun así, se cree que la herencia de la narcolepsia es similar a la de los trastornos del corazón: en la enfermedad cardíaca, varios genes juegan un papel en ser susceptibles a padecer el trastorno, pero generalmente no se desarrolla sin un tipo de desencadenante ambiental específico.
Primero de todo es importante remarcar que no hay cura para la narcolepsia. No es un trastorno progresivo y tampoco es una enfermedad fatal, pero sí que es una afección crónica. Sin embargo, los síntomas de la narcolepsia pueden controlarse mediante la realización de ajustes en el estilo de vida de la persona y, si procede, con medicamentos que ayuden a controlar la sintomatología.
En relación al estilo de vida, las personas con narcolepsia deben aprender a planificar sus días. Respecto a esto, nos referimos por ejemplo a programar siestas regulares (ya sean varias siestas de 15 minutos o una larga por la tarde).
La programación de siestas durante el día ayuda a aumentar el estado de alerta del individuo con narcolepsia. Asimismo, dormir un total de 8 horas de sueño durante la noche también podría ser un objetivo a cumplir en estos casos.
Las rutinas de ejercicio pueden también ayudar a las personas con narcolepsia a sentirse más enérgicas, aunque se debe evitar hacer ejercicio pocas horas antes de acostarse. Finalmente, debe evitarse el consumo de alcohol, tabaco y cafeína porque estas sustancias pueden interferir con el sueño reparador de la persona y con su estado de alerta durante el día.
Respecto a los medicamentos que suelen recetarse para la narcolepsia, puede incluirse el uso de antidepresivos para tratar síntomas como la cataplejía, las alucinaciones y/o la parálisis del sueño; en este sentido, los ISRS son los fármacos más usados. Los estimulantes (anfetaminas) también se pueden usar para ayudar a las personas con narcolepsia a permanecer más despiertas y en alerta.
Referencias bibliográficas:
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Santos Coelho, F., Motta Elias, R., Pradella-Hallinan, M., Azeredo Bittencourt, L.R., & Tufik, S. (2007). Narcolepsia. Archives of Clinical Psychiatry (São Paulo), 34(3):133-138.