Como sabemos, existen muchos medicamentos con un alto riesgo de causar secuelas severas a las personas a quienes se les administran, sobre todo si no se emplean de la forma correcta.
Si bien es cierto que la mayor parte de fármacos conllevan una cierta probabilidad de efectos secundarios no deseados y de reacciones adversas en el paciente, medicamentos como los opiáceos o los anestésicos pueden llegar a provocar la muerte, de manera que los profesionales de la medicina deben informarse de forma muy particular sobre ellos.
Medicamentos de alto riesgo: ¿qué son? 6 ejemplos
El concepto “medicamentos de alto riesgo” hace referencia a todos los medicamentos con una alta probabilidad de provocar problemas graves al paciente e incluso causar su muerte si no son administrados de forma correcta.
Es importante conocer cuáles son estos fármacos y en qué circunstancias deben ser utilizados para prevenir la aparición de posibles daños, tanto para quienes se dedican a la medicina, a la enfermería y a otras profesiones relacionadas con la salud como para los pacientes que los consumen o van a hacerlo en el futuro.
Por este motivo se han elaborado diversas guías que permiten identificar de forma sencilla cuáles son los medicamentos de alto riesgo y qué prácticas hay que seguir para evitar que afecten de forma negativa a los pacientes que deben usarlos.
A continuación describiremos de forma sintética algunos ejemplos de medicamentos de alto riesgo de distintos tipos. Nos centraremos tanto en sus usos como en los riesgos asociados a su administración y en algunas indicaciones convenientes para aplicarlos correctamente.
Los anestésicos generales que se administran por vía intravenosa, entre los que destacan medicamentos como la ketamina, el tiopental sódico, el etomidato y el propofol, son considerados medicamentos de alto riesgo porque tienen efectos sedantes muy potentes en el sistema respiratorio y pueden causar la muerte si la dosis es excesiva o interactúan con otros fármacos, sobre todo si se aplican por esta vía.
Uno de los principales riesgos de la insulina, que se utiliza como medicamento para tratar la diabetes mellitus, es la confusión entre marcas y dosis: los pacientes diabéticos pueden equivocarse al cambiar de formato en el contexto de un tratamiento con insulina.
Además la autoadministración de insulina en los casos de diabetes es un procedimiento relativamente complejo que puede generar problemas a algunas personas -por ejemplo a las de edad avanzada, en las que además existe una elevada prevalencia de esta enfermedad metabólica.
3. Sedantes e hipnóticos
Otro de los tipos de fármacos que se categorizan como de alto riesgo son los medicamentos sedantes e hipnóticos de alta potencia como el alprazolam, el diazepam, el midazolam, la morfina o el haloperidol. Los tres primeros ejemplos son ansiolíticos de la clase de las bezodiazepinas, la morfina un opiáceo y el último un antipsicótico.
En casos de consumo inadecuado de medicamentos sedantes de alto riesgo también pueden producirse problemas severos en los sistemas respiratorio y circulatorio. En este sentido es particularmente importante tener cuidado al combinar uno de estos fármacos con otros que también actúen como depresores del sistema nervioso.
La morfina y la codeína son dos ejemplos de fármacos de la clase de los opiáceos que son usados con fines terapéuticos. Sin embargo la heroína, una de las drogas recreativas más consumidas y peligrosas que existen, también se deriva del opio y tiene efectos muy similares en el organismo -incluyendo un riesgo de adicción muy elevado.
La potencia de los efectos depresores (y en consecuencia sedantes) de los opiáceos sobre el sistema nervioso explica por qué algunos de ellos son usados como anestésicos generales en algunas ocasiones -si bien existen medicamentos específicos para este fin, como hemos explicado previamente.
5. Heparina y otros anticoagulantes
Como sucede en el caso de la diabetes y la insulina, la administración de medicamentos anticoagulantes supone un riesgo para algunos ancianos. Esto se debe a que su uso está muy extendido en esta población y puede generar confusión, causando riesgo de sobredosis y de interacción con otros fármacos, pero otras personas también deben ser precavidas al administrarse este tipo de medicamentos.
Entre los medicamentos anticoagulantes de alto riesgo más empleados encontramos la heparina, la warfarina y el acenocumarol. Otros fármacos con efectos antitrombóticos, como el fondaparinux y el bivalirudin, también se categorizan como medicamentos de alto riesgo.
y el personal médico que los administre debe ser precavido con su manejo.deben ser etiquetados como medicamentos de alto riesgoLos bloqueantes neuromusculares como el suxametonio, la succinilcolina, el rocuronio, el vecuronio, el atracurio y el cisatracurio pueden causar parálisis e incluso la muerte, de manera que