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Un vaso y una botella de leche sobre una mesa de madera con fondo verde

Intolerancia a la lactosa: qué es, síntomas, tipos y causas

Revisamos los síntomas y las causas de los tres principales tipos de intolerancia a la lactosa.

Aunque en la actualidad resuenan con más fuerza que nunca, las intolerancias a ciertos alimentos o a algunos de sus componentes son afecciones que siempre han existido. En particular, dos alteraciones de este tipo que se están haciendo eco entre la sociedad son la intolerancia al gluten y la intolerancia a la lactosa.

No obstante, muchas personas confunden intolerancia con los posibles efectos perjudiciales que estos elementos pueden tener en la salud. Por ello dedicaremos este artículo a descubrir qué es la intolerancia a la lactosa y cuáles son sus síntomas, causas y posibles tratamientos.

¿Qué es la intolerancia a la lactosa?

Mujer bebe leche de un vaso
El organismo de las personas que padecen esta intolerancia no es capaz de digerir por completo el azúcar presente en la leche | Getty Images

La intolerancia a la lactosa es una condición física en la que el organismo de las personas que la padecen no es capaz de digerir por completo el azúcar presente en la leche. Este azúcar es comúnmente conocido como lactosa. Aunque la intolerancia a la lactosa no es peligrosa para la salud de la persona, sus síntomas pueden llegar a ser realmente angustiosos.

Habitualmente estos problemas de digestión son debidos a una deficiencia de lactasa. La lactasa es una enzima que se sintetiza en el intestino delgado y que facilita la digestión de este azúcar, por lo que si existe una deficiencia significativa de esta, tras el consumo de productos lácteos es muy posible que la persona experimente una serie de molestias gastrointestinales.

La lactosa también puede encontrarse en la leche materna y, aunque prácticamente todos los bebés nacen con la capacidad de digerirla, se han registrado casos de intolerancia a la lactosa en bebés y niños menores de cinco años.

Por suerte en la mayoría de los casos, y gracias a un tratamiento adecuado, la persona puede llegar a controlar la afección sin la necesidad de renunciar por completo a todos los productos lácteos.

En la actualidad se estima que aproximadamente el 75% de la población mundial es intolerante a la lactosa en algún grado, aunque es cierto que muchas personas simplemente se niegan a tomarla por los supuestos efectos negativos que esta tiene sobre la salud. La incidencia de esta afección varía considerablemente según la zona del mundo, siendo los países sudamericanos, África y el sur de Asia las zonas más afectadas.

Síntomas y signos comunes

Persona con dolor de estómago aprentando la barriga
Uno de los síntomas más comunes es el dolor abdominal | Getty Images

Aunque no resulta peligrosa para la integridad física de quien la padece, la intolerancia a la lactosa puede llegar a causar problemas digestivos graves. Entre los principales síntomas de la intolerancia a la lactosa se incluyen:

Hinchazón abdominal

Calambres y dolor abdominal

Acumulación de gases

Diarrea

 

Aunque en menor medida, algunas personas con este tipo de intolerancia también experimentan náuseas y/o vómitos, dolor en la parte baja del estómago y estreñimiento ocasional. Todos los síntomas anteriores suelen aparecer al poco tiempo de haber ingerido cualquier producto alimentario con lactosa.

Cuando se consumen estos alimentos, la lactosa alcanza el colon y es fermentada por las bacterias del intestino, generando ácidos grasos y acumulación de gases. Como consecuencia, aparecen síntomas como hinchazón, flatulencias y dolor.

La gravedad con la que se presentan estos síntomas puede variar entre personas y puede depender tanto de la cantidad de lactosa que el organismo es capaz de tolerar como de la cantidad que se haya consumido.

Tipos principales y sus causas

Tal y como se explica anteriormente, la intolerancia a lactosa se produce cuando el intestino delgado no sintetiza la suficiente cantidad de la enzima lactasa como para digerir correctamente el azúcar presente en la leche. Es decir, la lactosa.

La principal función de la lactasa es convertir la lactosa en dos azúcares simples, glucosa y galactosa, los cuales se absorben en el torrente sanguíneo a través del revestimiento del intestino.

Cuando la persona tiene una deficiencia de lactasa, el azúcar de los lácteos es trasladado al colon directamente en lugar de ser procesado y absorbido. Una vez allí, las bacterias naturalmente presentes en este órgano interactúan con la lactosa causando los síntomas propios de la intolerancia a esta.

Existen tres tipos diferentes de intolerancia a la lactosa, los cuales se clasifican según los factores que causan la deficiencia de lactasa. Estos son la intolerancia a la lactosa primaria, secundaria y congénita.

Intolerancia primaria a la lactosa

La intolerancia primaria a la lactosa es el tipo de intolerancia más habitual entre la población. En estos casos, durante los primeros años de vida la persona produce niveles normales de lactasa, ya que es un necesidad vital para los bebés, pero a medida que se sustituye la leche por otros alimentos, la producción de esta enzima disminuye -aunque suele ser suficiente para digerir correctamente los productos lácteos.

No obstante, llega un momento en el que la producción de lactasa cae de manera drástica durante la adultez, provocando que los lácteos sean difíciles de digerir y asimilar por el organismo.

En el caso de la intolerancia primaria a la lactosa, esta tiene una base genética, lo que significa que puede darse con mayor probabilidad dentro de familias en la que haya al menos una persona con esta afección.

Intolerancia secundaria a la lactosa

Como en muchas otras afecciones, es posible que una enfermedad constituya el desencadenante del trastorno. En este caso concreto, tras una enfermedad, lesión o cirugía el intestino delgado produce menos lactasa.

Las principales enfermedades físicas relacionadas con la aparición de la intolerancia secundaria a lactosa son la enfermedad celíaca, la enfermedad de Crohn y el sobrecrecimiento bacteriano. El tratamiento de estas afecciones puede suponer una mejoría en los síntomas de este tipo de intolerancia.

Intolerancia a la lactosa congénita

Aunque no suele ser habitual, es posible que algunos bebés nazcan con intolerancia a la lactosa causada por una ausencia completa de producción de lactasa. En estos casos, la intolerancia puede heredarse de generación en generación siempre y cuando ambos padres posean el mismo tipo de intolerancia, ya que la enfermedad posee un patrón hereditario autosómico recesivo.

Finalmente, algunos bebés nacidos de forma prematura también pueden tener intolerancia a la lactosa debido a unos niveles insuficientes de lactasa.

Tratamiento y manejo

Por el momento no se ha encontrado un tratamiento que aumente la producción de lactasa en nuestro organismo, pero existen algunas medidas que la persona puede adoptar para aliviar los incómodos síntomas de la intolerancia a la lactosa:

Evitar consumir grandes raciones de leche u otros productos lácteos

Incluir pequeñas cantidades de lácteos en las comidas de manera regular

Consumir alimentos sin lactosa o con lactosa reducida

Añadir a los lácteos sustancias específicas que descomponen la lactosa

Referencias bibliográficas:

Heaney, R. P. (2013) Dairy intake, dietary adequacy, and lactose intolerance. Advances in Nutrition, 4:151.

Leavitt, M. (2013) Clinical implications of lactose malabsorption versus lactose intolerance. Journal of Clinical Gastroenterology, 47:471.