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Huevos

Los expertos desvelan el mejor lugar de la cocina para guardar los huevos

Aunque no lo creas, no todo el mundo almacena los huevos como es debido

El huevo  es uno de los alimentos más comunes en nuestra despensa. No solo son baratos, sino que, además, cuentan con un gran sabor y se pueden comer de muchas formas gracias a su versatilidad. Existe un mito que limita su consumo al de 3 unidades por semana, pero los estudios más recientes indican que es aceptable 6 o 7 unidades por semana.

Asimismo, cuentan con un gran número de beneficios  para nuestra salud gracias a sus valores nutricionales. Es rico en vitaminas y proteínas de alto valor biológico como la luteína. Además, la yema es rica en grasas y cuenta con un número importante de ácidos como el oleico, linoleico y omega-3.

Muchas dietas incluyen los huevos en sus recetas porque son ideales para perder peso.

¿Cómo se debe conservar el huevo?

Para poder comer cualquier producto sin preocuparse, lo ideal es conocer bien cómo se deben manipular y conservar. Aunque los huevos no parezcan alimentos complicados, lo cierto es que se debe prestar atención  en el momento de comprarlos, conservarlos y cocinarlos. Para ello, hay que comprobar que la cáscara está intacta y limpia.

En algunos supermercados marcan sobre el mismo huevo la fecha de caducidad, así que deberás prestar atención. Si no es el caso, deberás buscarla en la misma huevera la fecha. Es fundamental conocer esta fecha porque es común creer que los huevos durarán eternamente cuando no es así.

Un paquete de cartón gris con seis huevos en un supermercado
En el mismo huevo o en la huevera encontrarás la fecha límite de consumo | Getty Images

Una vez comprado, hay que evitar un error muy común. Los huevos no se lavan en ningún momento, puesto que la toma de contacto con el líquido puede facilitar la presencia de bacterias. El lugar donde deben ser guardados es la nevera, es importante mantenerlos frescos y solo pueden ser sacados del frigorífico para consumirlos de forma inmediata.

Desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomiendan que sean colocados en la parte superior  de la nevera. Es muy frecuente encontrarlos en el lado de la puerta, pero el abrir y cierre de esta puede ser perjudicial para ellos debido a los cambios de temperatura. Si los mantienes en la parte superior, no se verán afectados por la temperatura de tu hogar, y además, no captarán el olor de otros alimentos.

La mejor manera de manipular los huevos y sus derivados

Una vez conservado debidamente, entra en acción el saber cómo manipularlo correctamente para su consumo. Los especialistas recomiendan una serie de pasos  a seguir para que los huevos que lleguen a nuestros platos sean de calidad y no estén contaminados.

Un elemento clave es romperlos  con atención porque la contaminación de tu nevera podría pasar de la cáscara a la yema. Lo ideal es romperlos en el mismo recipiente en el que después lo batirás una vez hayas separado la yema y la clara. 

Muchos huevos zoom
Debes prestar atención a cómo los rompes para no contaminar su yema | Getty Images

Otro paso indispensable es comprobar que no tenga un olor  extraño, si lo hace, deberás tirarlo cuanto antes. Si, por el contrario, huele normal, te relajará saber que el calor empleado durante su preparación matará las bacterias, entre ellas, la salmonela.

Pero que sea mejor cocinarlo con calor no significa que siempre deba ser frito, lo ideal es variar entre el huevo hervido o pasado por agua. De esta forma, evitar consumir más grasas de las necesarias.

Además, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomiendan no consumir de forma regular huevo crudo. Esta recomendación se debe a que el huevo contiene avidina, una sustancia que puede provocar insuficiencia vitamínica porque frena la absorción de biotina.

Hombre bebiendo un vaso de huevo crudo
Un gran número de personas opta por introducir el huevo a su dieta mediante la ingesta de batidos | Getty Images

En su página web encontrarás su popular truco para conocer si los huevos son frescos. Deberás sumergirlos en un recipiente con agua y un 10% de sal disuelta. Los huevos, que se asomen a la superficie, son aquellos que no son frescos y deberás desecharlos.