La esquizofrenia es considerada uno de los trastornos mentales más graves e incapacitantes que puede sufrir una persona. Este trastorno psicótico puede afectar al funcionamiento social, laboral, cognitivo y emocional de la persona, pero aun así, esta puede llevar una vida totalmente normal con el correcto tratamiento.
En este artículo vamos a revisar qué es la esquizofrenia y cuáles son sus síntomas y causas principales, así como los 5 tipos de esquizofrenia definidos y el tratamiento que suele aplicar para el control de la sintomatología y la mejora general de la persona.
La esquizofrenia es un trastorno que forma parte del espectro psicótico y esquizofrénico, según el DSM-5 (2013), junto a otros trastornos psicóticos y el trastorno esquizotípico de la personalidad.
Este trastorno psicótico se caracteriza por presentar anomalías en 1 o más de los siguientes dominios: delirios, alucinaciones, pensamiento y discurso desorganizado, comportamiento motor anómalo (incluida la catatonia) y síntomas negativos (expresión emotiva disminuida, falta de interés social, etc.).
Las personas que tienen esquizofrenia varían de forma sustancial entre unas y otras en la mayoría de sus características. Esto es así porque la esquizofrenia es un síndrome clínico heterogéneo y sus síntomas comprenden todo un abanico de disfunciones de tipo cognitivo, conductual y emocional asociados a un deterioro del funcionamiento laboral y social de la persona.
Algunas personas con psicosis o esquizofrenia pueden no tener conciencia de sus síntomas y esto puede persistir a lo largo de toda la enfermedad. La falta de conciencia del trastorno es un síntoma típico de la esquizofrenia en sí mismo y no una estrategia de afrontamiento, que puede provocar mayores tasas de recaída, tratamientos involuntarios, peor funcionamiento psicosocial, agresiones y peor curso general de la enfermedad.
La hostilidad y la agresión pueden asociarse a la esquizofrenia, aunque las agresiones espontáneas o inesperadas son poco comunes. La agresión es más frecuente en personas con antecedentes de violencia, falta de cumplimiento del tratamiento, abuso de sustancias e impulsividad. Es muy importante remarcar que las personas con esquizofrenia por lo general no son agresivas y muchas veces son víctimas de forma más frecuente que otras personas.
Síntomas y causas de este trastorno psicótico
La esquizofrenia puede ser causada por una mezcla de diferentes factores, entre ellos algunos ambientales, genéticos y fisiológicos. Aunque la mayoría de las personas diagnosticadas con esquizofrenia no presenten antecedentes familiares de psicosis, hay una importante contribución de factores genéticos en la esquizofrenia.
Dicha predisposición la determinan diferentes alelos poco comunes y raros. Los alelos de riesgo identificados actualmente también se asocian a otros trastornos mentales como el trastorno bipolar, la depresión y el trastorno del espectro autista.
Las complicaciones del embarazo, el parto con hipoxia (falta de oxígeno cerebral) y una mayor edad paterna se han asociado a un riesgo más elevado de padecer esquizofrenia para el feto en desarrollo. Además el estrés, las infecciones, la malnutrición, la diabetes materna y otras afecciones también se asocian a este trastorno mental.
En relación a los síntomas de la esquizofrenia, estos se dividen en dos categorías principales: síntomas positivos (distorsiones de las funciones mentales normales) y síntomas negativos (pérdida del funcionamiento normal). De los dos tipos, los síntomas negativos son más difíciles de evaluar porque pueden estar influenciados por una depresión concurrente o el consumo de alguna sustancia psicoactiva.
En general sus síntomas incluyen delirios, alucinaciones, discurso desorganizado (incoherencia frecuente), comportamiento desorganizado o catatónico y síntomas negativos (expresión emotiva disminuida).
Para su diagnóstico es necesario que se cumplan 2 o más de estos síntomas durante al menos un mes. Los síntomas negativos son comunes en las fases iniciales y residuales de la esquizofrenia. Estos comportamientos a menudo son el primer signo del trastorno.
Los 5 tipos de esquizofrenia
La cuarta edición del Manual Diagnóstico Estadístico de los Trastornos Mentales (2002), especifica 5 tipos de esquizofrenia: paranoide, desorganizado, catatónico, indiferenciado y residual -si bien esta división fue suprimida en la última versión de este manual. A continuación vamos a explicar las características principales de cada uno.
La característica principal de la esquizofrenia paranoide es la presencia de alucinaciones o delirios auditivos junto con funciones cognitivas y del estado de ánimo relativamente no afectadas.
Los delirios del paciente por lo general implican persecución, grandiosidad o ambos. También pueden reflejar sentimientos de celos o religiosidad excesiva. Las ideas delirantes suelen organizarse en un marco coherente.
Las personas con esquizofrenia paranoide pueden funcionar mejor a nivel laboral y social que los otros tipos, pero suelen presentar riesgo asociado al comportamiento suicida o violento por la influencia de sus delirios.
Desorganizado
La esquizofrenia desorganizada (antes llamada esquizofrenia hebefrénica) está marcada por habla, pensamiento y comportamiento desorganizados, junto con respuestas emocionales planas o inapropiadas a la situación.
La persona puede perder la capacidad de realizar la mayoría de las actividades de la vida diaria, y también puede hacer caras o mostrar otras rarezas de comportamiento.
La catatonia hace referencia a una disminución muy marcada de la reactividad (capacidad de reaccionar) al entorno y oscila entre el negativismo, el mutismo o el estupor (ausencia de respuestas motoras) y los movimientos excesivos y sin ninguna finalidad (excitación catatónica).
También puede incluir posturas extrañas, muecas, mirada fija y ecolalia (repetición de palabras). Aunque la catatonia está asociada a la esquizofrenia también puede aparecer en otros trastornos mentales y patologías médicas (trastorno catatónico debido a otra afección médica).
Las personas que presentan este tipo de esquizofrenia tienen algunos síntomas característicos de la esquizofrenia, pero no cumplen todos los criterios de forma completa para los demás subtipos (paranoide, desorganizado o catatónico).
La esquizofrenia de tipo de residual se caracteriza por personas que han tenido al menos un episodio psicótico y que continúan presentando algunos síntomas negativos de la esquizofrenia (apatía, asociabilidad....) pero no refieren síntomas psicóticos actuales como delirios y alucinaciones.
El tratamiento de la esquizofrenia depende en parte de la etapa o fase del trastorno en que se encuentre el paciente. El tratamiento actual de la esquizofrenia se centra en la reducción de los síntomas y la prevención de recaídas, ya que las causas del trastorno aún no se han identificado claramente.
La forma principal de tratamiento de la esquizofrenia es la medicación antipsicótica. Los medicamentos antipsicóticos ayudan a controlar casi todos los síntomas positivos y negativos del trastorno, en función del tipo, aunque pueden causar efectos secundarios muy intensos y problemáticos.
Además del tratamiento con psicofármacos, también existen terapias psicosociales, programas de rehabilitación, tratamiento cognitivo-conductual, psicoterapia de apoyo, terapia familiar, psicoeducación y grupos de autoayuda dirigidos a aumentar la motivación, el cuidado personal, las habilidades laborales y el funcionamiento social, en general.
Referencias bibliográficas:
Asociación Americana de Psiquiatría (APA) (2013). Manual de diagnóstico estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), quinta edición. Madrid: Panamericana.
Asociación Americana de Psiquiatría (APA) (2002). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IV-TR. Barcelona: Masson.
Frey, R. J. (2003). Schizophrenia. In M. Harris & E. Thackerey (Eds.), The Gale Encyclopedia of Mental Disorders (Vol. 2, pp. 845-854). Detroit: Gale.