Si has sufrido o conoces a alguien que sufre problemas de piel, seguramente habrás escuchado en más de una ocasión que en verano todo empeora. Lo cierto es que la mala fama de esta estación del año puede tener algo de verdad, sin embargo, no es la única.
El invierno también es un período bastante duro y complicado, especialmente para aquellos que sufren dermatitis atópica. Esta enfermedad, crónica y recurrente, puede llegar a ser muy molesta con la llegada del frío.
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Dermatitis atópica: Todo lo que necesitas saber
Frío, calor... cuando sufrimos problemas dermatológicos, realmente cualquier factor climático puede suponernos un problema. Por eso, cada estación del año viene acompañada de sus ventajas, pero también de sus inconvenientes.
Si bien la calor puede hacernos sudar más, el frío tampoco se queda exento de agravar algunos síntomas. De hecho, los que presenta la dermatitis atópica pueden llegar a resultar muy molestos para las personas que la padecen.
Pero antes de seguir... ¿Qué es la dermatitis atópica? Pues bien, se trata de un eccema que hace que la piel se seque, pique y se inflame. Es muy común en niños pequeños, aunque hay adultos que también la padecen.
Algunos factores de riesgo, y que posiblemente puedan causarla, es haber padecido alergias o asma en el pasado. Además, tener familiares con esta afección también aumentaría la probabilidad de que nosotros la pudiéramos padecer.
Sin embargo, con la llegada del frío es muy habitual que los síntomas de la dermatitis atópica afloren con mayor fuerza que nunca. De hecho, la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) consideran el frío como un factor atenuante.
Por eso, no debería extrañarnos que en muchos casos, la bajada del termómetro estuviese asociada con el aumento de la deshidratación de la piel. De hecho, el invierno puede ser una de las peores épocas del año para las personas que padecen esta afección.
Cuando la piel sufre esta patología, lo que está ocurriendo realmente es que las funciones de nuestra dermis no están funcionando como deberían. Es decir, la barrera protectora que debería tener nuestra piel no puede protegernos.
Por eso, y debido a la ola de frío que se aproxima estos días, no está de más tener en cuenta una serie de recomendaciones para minimizar los síntomas de esta enfermedad. Vamos a verlos a continuación.
Así puedes evitar los brotes de dermatitis en invierno
Como hemos comentado anteriormente, tanto el frío como el calor son enemigos de la dermatitis. Por eso, el primer consejo que recomiendan los expertos es evitar cualquier contraste de temperaturas. Al hilo de esto, el segundo sería mantener una ventilación óptima, ya que un exceso de calefacción empeoraría los síntomas.
También es recomendable que el ambiente tenga, al menos, un 30% de humedad, y que en el caso de salir a la calle nos protejamos bien la piel. En este sentido, podemos optar por guantes, bufandas y ropa de fibra natural.
Es habitual que con el frío utilicemos ropa de lana, pero debemos tener cuidado porque puede acentuar la irritación. Es mejor, sin embargo, vestir con prendas de algodón. La hidratación también es importante, y por ello, debemos procurar beber dos litros diarios de agua al día.
Por otra parte, a pesar de ser invierno, también puede haber situaciones donde el ambiente sea más cálido. En zonas así, es mejor evitar un exceso de capas de ropa, ya que nos harían sudar y por lo tanto aparecía el picor.
En lo que respecta a la higiene, lo mejor es realizar duchas breves y con agua tibia. Cualquier baño (especialmente largo y con agua caliente) empeoraría los síntomas. Además, también es importante utilizar geles y jabones con un pH ácido.
Y por último, pero no menos importante, no debemos olvidar que aunque estemos en invierno el sol sigue estando presente. Por lo tanto, siempre que salgas a la calle... ¡No olvides protegerte de él!