En nuestro país, los embutidos son tan conocidos como tradicionales. De hecho, cada día miles de personas los compran en los supermercados. Sin embargo, hay una opción muy popular que podría aportar algunos beneficios muy interesantes.
Hay embutidos para todos los gustos. Desde chorizos a salami, pasando por jamón, salchichón… Por lo que casi podríamos decir que siempre encontrarás aquella opción que más te guste.
La presencia del embutido en nuestro país
En España, por ejemplo, la tradición del embutido es enormemente popular y conocida. Y, en algunas localidades, es muy común que su elaboración haya trascendido y pasado de generación en generación.
Podemos poner como ejemplo el chorizo. Se trata de un embutido puramente español, que se elabora muy a menudo a partir de la carne de cerdo. Es una elaboración tan deliciosa como especial, que obtiene su sabor característicamente ahumado del pimentón y la carne ahumada.
Mejor aún, es una opción verdaderamente única y versátil, ya que es perfectamente posible consumirlos enteros (tal cual están), o añadirlos a suculentos platos (habitualmente de cuchara, en otoño o invierno sobre todo).
No obstante, es muy habitual leer que los embutidos pueden acabar siendo muy poco adecuados para nuestra salud, en especial cuando son consumidos a diario. Por ejemplo, se sabe que su alto nivel en grasas saturadas influye de manera muy negativa en nuestra salud cardiovascular. A la vez que distintos estudios han encontrado que pueden incrementar el riesgo de algunos tipos de cánceres.
Pero también existen nutricionistas que señalan, por ejemplo, que algunos embutidos en concreto, como podría ser el caso del jamón serrano, pueden ser adecuados siempre y cuando no sean consumidos en exceso. ¿Y qué ocurre con la morcilla? Se trataría de una opción interesante, de acuerdo a la opinión de algunos expertos.
La morcilla es uno de los embutidos más comunes
Este embutido tan apreciado en España, puede suponer un verdadero misterio para otros consumidores. Explicado de forma breve y sencilla, la morcilla consiste en una especie de salchicha (al menos, tiene esa forma tan característica), cuyo ingrediente principal es uno que posiblemente no te haga mucha gracia: la sangre.
Por lo general, también es muy común que, con la finalidad de proporcionar aroma y sabor, se le añadan distintas especias, cereales (como el arroz) y cebollas. Por ello, se puede escoger entre diversas morcillas.
¿Por qué algunos nutricionistas consideran que es una opción adecuada?
Desde un punto de vista nutritivo, sabemos que una de las principales características de este embutido es su cantidad de vitaminas. De hecho, no solo contiene vitamina A, sino un buen número de vitaminas del complejo B (como la B1, B2, B3, B6 y B12), además de ácido fólico (B9) y vitamina E.
También aporta minerales realmente útiles e interesantes, como por ejemplo es el caso del hierro, fósforo, calcio, potasio, zinc y magnesio. Debido a ello, sería una opción tremendamente útil contra la anemia.
Pero no son los únicos beneficios nutritivos que nos podría aportar. De hecho, contiene un elevado contenido en proteínas. Como de buen seguro sabrás, las proteínas son esenciales para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Y, particularmente, son esenciales para el desarrollo de los músculos. Pero, como ocurre con la mayoría de los embutidos, hay un problema que pasaremos a descubrir a continuación.
La morcilla sí tiene un problema
Efectivamente, en el caso de la morcilla nos encontramos con la mayoría de los problemas que aparecen cuando hablamos de embutidos: su elevado contenido en grasas y colesterol.
Por este motivo, la morcilla puede ser un problema para quienes desean cuidar su salud cardiovascular, al aumentar el nivel de colesterol en sangre. Debido a ello, muchos expertos aconsejan siempre consumirla con moderación.