Nuestro país es un gran consumidor de carne, ya sea en forma de filetes, chuletas, hamburguesas o embutido, los españoles superan con creces las cantidades diarias recomendadas de consumo de este alimento.
De hecho, la recomendación oficial de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) es consumir como máximo 125 gramos por persona semanales de carne roja y procesada, y 325 gramos por persona semanales de carne blanca. Sin embargo, los españoles no solo sobrepasamos esas cantidades, sino que las multiplicamos por diez.
Los problemas de salud y medioambientales derivados del excesivo consumo de carne están más que comprobados, pero para aquellos que insisten en seguir consumiendo embutido, la OCU ha elaborado una lista de los más saludables.
Cómo reconocer un embutido saludable
Para saber que un alimento es saludable, hay que prestar atención a el valor nutricional del mismo. Pero, ¿cómo podemos conocer dicho valor?, pues bien, en las etiquetas de los productos hay 5 letras que pertenecen a la etiqueta Nutriscore y que nos lo indican. Estas letras van de la A a la E, siendo la A sinónimo de producto saludable, y la E del menos recomendable.
El sistema Nutriscore lo que hace es comparar alimentos de una misma familia, en este caso diferentes tipos de embutidos, para saber cuál es más sano y cuál es menos sano. Hay que decir también que este sistema se utiliza con los alimentos procesados, los frescos tienen otro tipo de controles. Y es que los embutidos son alimentos procesados, con todo lo que ello conlleva.
Por este motivo, si optamos por consumirlos, es recomendable que nos fijemos bien en esta etiqueta que nos informa de sus valores nutricionales.
Cuáles son los embutidos más saludables
Según la clasificación de la OCU, lo que más sorprende es que ningún embutido recibe la categoría A, es decir saludable. Con esto ya deberían sobrar las palabras, pero es que todavía hay más, tan solo dos de los embutidos analizados reciben una B. Es decir, que vamos a partir de categorías C, D, y E, y esto se debe a la gran concentración de sal y grasas saturadas que poseen todos los embutidos.
En la clasificación por 100 gramos de embutido, la pechuga de pavo y el jamón cocido obtienen las letras B, C y D, algo muy significativo. Por lo que, la próxima vez que quieras comprar este producto alimentario, te conviene fijarte bien en la cantidad de sal y grasas que lleva. Otro aditivo muy perjudicial en este tipo de alimentos son los nitritos, pero de eso no hablaremos hoy.
La pechuga de pollo y el lacón se clasifican en segundo lugar de menos perjudiciales con las letras C y D. Mientras, el resto como el chopped, el chorizo, el lomo, la longaniza, la mortadela, la paleta curada, o el salami obtienen las letras D y E. Hay que recordar que la letra E significa ‘poco recomendable’ según la clasificación de la etiqueta Nutriscore.
A estas alturas del artículo, la mayoría de lectores se habrán hecho ya su propia opinión, aunque no hay lugar a dudas de que comer embutidos de origen animal perjudica seriamente nuestra salud. Teniendo esto en cuenta y por si no lo sabías, en el mercado hay embutidos veganos: chorizo, morcilla, chopped, salami y mortadela, elaboradas sin sufrimiento animal y sin perjudicar la salud de quien los consume ni el medio ambiente.
En todo caso, si no quieres renunciar a estos alimentos procesados de origen animal, al menos escoge los que sean menos perjudiciales. Recuerda escoger los que estén más cerca de la A, y evitar en lo posible los clasificados con la E.