Al igual que el resto de animales, plantas y organismos, los órganos y tejidos de los seres humanos necesitan de oxígeno para sobrevivir. Este oxígeno llega a todo nuestros sistemas a través del flujo sanguíneo, por lo que una interrupción en éste puede suponer la muerte celular y una interrupción en el funcionamiento de algún órgano.
Dentro del ámbito clínico esta interrupción del flujo sanguíneo es conocida como embolia, siendo las más conocidas la cerebral y la embolia pulmonar. A lo largo de este artículo explicaremos qué es una embolia, cuales son sus síntomas y causas y cómo puede tratarse.
El término embolia hace referencia a un accidente corporal en el que un cuerpo extraño, como un coágulo de sangre, una burbuja de sangre o un glóbulo de grasa, bloquea un vaso sanguíneo causando una obstrucción.
Como consecuencia, puede causar una interrupción total o parcial del flujo sanguíneo en el vaso afectado. Los tejidos y los órganos del cuerpo necesitan el oxígeno que se transporta en el torrente sanguíneo para sobrevivir.
Por tanto, una obstrucción puede suponer un fallo en el funcionamiento de ciertos órganos como el cerebro (embolia cerebral), los pulmones (embolia pulmonar) o el corazón.
El bloqueo provocado por este accidente, conocido también como oclusión vascular, es un evento patológico del organismo que puede tener consecuencias muy serias si no es detectado a tiempo.
No obstante, bajo ciertas circunstancias médicas se puede provocar una embolia intencionada por razones terapéuticas. Este tipo de intervención quirúrgica es conocida como embolización y puede ser utilizada tanto para detener un sangrado, como para intentar matar y eliminar un tumor canceroso deteniendo su suministro de sangre y oxígeno.
Se pueden clasificar diferentes tipos de embolia según el lugar en el que entran en la circulación, diferenciándose entre arteriales, venosas y paradójicas.
Tal y como su propio nombre indica, la arterial es aquella en la que la obstrucción se produce en una arteria del organismo. Este tipo de embolia puede provocar la oclusión en cualquier parte del cuerpo y es una de las principales causas de infarto.
Además una embolia cerebral (es decir, un émbolo que se aloja en el cerebro desde el corazón o desde una arteria carótida) supone un serio riesgo para el funcionamiento cerebral, siendo también una de las principales causas de accidente cerebrovascular debido a isquemia.
Una obstrucción embólica en una vena del organismo tendrá casi con toda seguridad un impacto negativo en el funcionamiento de los pulmones.
Este tipo de accidente es conocido como embolia pulmonar y puede dar lugar a una interrupción del suministro de sangre en la arteria principal del pulmón.
La embolia paradójica o cruzada se produce cuando el cuerpo que produce la obstrucción en las venas, conocido como émbolo, se cruza con el sistema de sangre arterial.
Por normal general, este tipo de accidente se da solamente en personas con problemas o defectos cardíacos como agujeros en las aurículas o en los ventrículos.
La sintomatología propia de un embolismo puede variar según el tipo de órgano involucrado. Por ejemplo, los principales síntomas de un accidente cerebrovascular provocado por una embolia cerebral son:
Debilidad o entumecimiento de un brazo
Dificultad o imposibilidad para hablar
Dolor en el pecho
Caída de una mitad del rostro
En el caso de que la persona experimente dos o más de estos síntomas, deberá acudir de manera urgente a un centro hospitalario puesto que el riesgo es muy elevado y las consecuencias pueden ser muy graves.
Sin embargo, en el caso de un accidente pulmonar los síntomas varían. Los síntomas más característicos de una embolia pulmonar incluyen:
Dolor agudo en el pecho (que puede aparecer de manera repentina o gradual)
Dificultad para respirar
Ataques de tos
Mareos
Desmayos
Existe una variante conocida como trombosis venosa profunda (TVP) que puede desencadenar una embolia pulmonar y que no siempre presenta síntomas -de ahí su peligrosidad. En el caso de que este tipo de accidente vascular sí cause algún tipo de síntoma, se pueden detectar los siguientes signos:
Dolor, hinchazón y sensibilidad en una de las piernas
Dolor intenso en el área en la que se localiza la trombosis
Piel caliente en la zona afectada
Enrojecimiento, particularmente en la zona posterior de la pierna a una altura por debajo de la rodilla.
Tal y como hemos mencionado anteriormente, la causa de una embolia es la presencia de un cuerpo extraño en el torrente sanguíneo, el cual provoca la obstrucción de este
A estos cuerpos o sustancias dañinos se les conoce como émbolos y pueden estar formados por diferentes elementos o materias.
La sangre que circula por nuestro cuerpo contiene unos agentes coagulantes endógenos que ayudan a que la sangre se espese cuando sufrimos una lesión o corte y así no se produzca un sangrado excesivo.
Sin embargo, existen algunas afecciones o estados especiales de salud (embarazo, obesidad, cáncer, etc.) que pueden favorecer la formación de coágulos en las venas. Los coágulos viajan a través del torrente sanguíneo provocando un riesgo de bloqueo del flujo de sangre y de la administración de oxígeno a los órganos o extremidades.
Un accidente así también puede ser resultado de la penetración de burbujas de aire u otros gases en el torrente sanguíneo.
Aunque no es habitual que estas burbujas se formen de manera natural, una negligencia médica, como una vía o una inyección mal administrada, o un accidente o descuido por parte de un submarinista que asciende demasiado rápido a la superficie pueden provocar un embolia por aire.
La liberación de partículas de grasa en la sangre es otra de las posibles causas de embolia.
Una fractura ósea puede ocasionar la liberación de partículas al torrente sanguíneo que causen este tipo de accidente vascular.
En las personas con colesterol alto o aterosclerosis severa se produce un estrechamiento de las arterias causado por la acumulación de esta sustancia.
En ocasiones, pequeñas porciones de colesterol se desprenden de las paredes de los vasos sanguíneos dando como resultado la aparición de un embolismo.
Una de las causas más extrañas de embolia es el filtrado del líquido amniótico que protege al bebé a los vasos sanguíneos de la madre durante el parto. Como consecuencia pueden aparecer problemas respiratorios, disminución de la presión arterial y pérdida de la conciencia.
Conociendo las posibles causas de la embolia, podemos establecer una serie de factores de riesgo que puede favorecer la creación y aparición de estos cuerpos extraños que provocan el bloqueo de venas o arterias. Los factores de riesgo incluyen:
Sobrepeso u obesidad (IMC de 30 o más)
Embarazo
Edad superior a los 60 años
Tabaquismo
Enfermedades cardiacas
Falta de movimiento corporal durante largos periodos de tiempo
El procedimiento de actuación en el tratamiento de una embolia está sujeto a diversos factores como la causa del bloqueo, el tamaño del cuerpo que causa la obstrucción y la localización concreta en la que se encuentre el daño.
En los casos más leves causadas por pequeños coágulos de sangre se puede administrar fármacos anticoagulantes como la heparina para disolver el coágulo.
Sin embargo, si la gravedad es moderada o alta se procede a la extracción del cuerpo y eliminación de la obstrucción mediante un procedimiento quirúrgico conocido como embolectomía.
Durante este procedimiento el médico especialista realiza un corte en la arteria afectada para a continuación aspirar el elemento que causa el bloqueo.
Finalmente, las embolias causadas por burbujas de aire se eliminan mediante la utilización de una cámara hiperbárica. Puesto que la presión existente dentro de la cámara es más alta que la presión exterior, se reduce el tamaño de la burbuja de aire que se encuentra dentro del flujo sanguíneo.
Debido a la gravedad de este tipo de accidente, los embolismos pueden acarrear secuelas que se alarguen o perduren a lo largo de los años. Las consecuencias de esta van a depender según el tipo de embolia y sus causas.
En el caso de la venosa o pulmonar, las secuelas a largo plazo suelen incluir dificultad para respirar o hipertensión arterial pulmonar. Los émbolos que llegan al pulmón, suelen desaparecer progresivamente, bajo el efecto de los fármacos anticoagulantes.
Sin embargo, en alrededor de la mitad de los pacientes, este persiste en forma de cicatrices que a menudo no muestran síntomas.
Se estima que 3 de cada 100 pacientes sufrirán problemas respiratorios el resto de su vida, lo que se conoce como hipertensión arterial pulmonar. Una enfermedad progresiva y grave, causada por los émbolos que permanecen dentro de las arterias de los pulmones.
Las consecuencias de una embolia arterial dependen de la ubicación del coágulo y en qué medida este ha bloqueado el flujo sanguíneo.
Sin un tratamiento, este tipo de accidente tiene una tasa de mortalidad de entre un 25 y un 30% de los casos. En el resto, el área afectada puede quedar dañada de forma permanente, apareciendo la posibilidad de que se requiera la amputación de alguna extremidad, si esta está afectada.
Generalmente, la embolia paradójica suele tener un buen pronóstico cuando esta no se complica. No obstante, algunos pacientes puede experimentar secuelas importante como déficits neurológicos, ceguera, gangrena o daño orgánico con insuficiencia renal eventual.