Si al principio del confinamiento nos hubieran preguntado si creíamos que unas semanas en casa serían beneficiosas o no para nuestra piel, seguramente hubiéramos contestado que sí. No nos maquillamos (o al menos no tanto), tenemos más tiempo para hacernos tratamientos en casa y solemos acordarnos más de ponernos crema. Pero muchas hemos visto como, aun así, la piel no mejoraba e incluso empeoraba.
La sequedad en las manos
La parte de nuestro cuerpo que más rápidamente ha notado este cambio fueron las manos. Hemos pasado a lavárnoslas muchas más veces y en ocasiones con geles desinfectantes. Eso hace que estén mucho más secas y aparezcan grietas.
Para resolver este problema, lo mejor es que te acostumbres a ponerte crema más a menudo e intentes utilizar jabones suaves. No te laves las manos con el jabón de lavar los platos (algo muy habitual cuando estamos cocinando) y si tienes que tocar algún producto que pueda dañar tu piel ponte guantes.
Sensibilidad en la piel
La sensibilidad, sequedad, aparición de rojeces o cualquier otro cambio leve es muy probable que se deba al estrés y la situación de inestabilidad. Aunque pienses que no te afecta, tu cuerpo te está demostrando que sí.
En general estos cambios se irán reduciendo si tienes una higiene correcta, utilizas cremas especializadas y de calidad y a medida que vayas recuperando la normalidad. A veces también están provocados en parte por la falta de aire natural y de sol, así que intenta salir un ratito cada día que haga bueno a la ventana, balcón o terraza, siempre con protector solar.
Si los cambios son más graves, contacta con tu dermatólogo para que te recomiende el tratamiento adaptado para ti. En caso de que todavía no quieras ir presencialmente, debes saber que en muchos centros están haciendo consultas por videoconferencia. También puedes acudir a tu farmacia más cercana para que puedan valorarte en persona.
Aparición de acné
Mucha gente ha visto como le aparecían granitos tanto en la cara como, sobre todo, en la espalda. Esto también es debido al estrés y la falta de sol, pero en mayor medida en algunos casos tiene su origen en la alimentación. Si estás comiendo peor, más desorganizado y más 'porquerías' es más que probable que tu piel se queje provocando esta reacción.
Intenta tener una dieta equilibrada y evita aquellos alimentos que veas que no van bien a tu piel. Mantén una buena higiene de las zonas afectadas y en ningún caso te toques los granitos. Eso solo hará que empeore.
De nuevo, si la situación empeora contacta con tu dermatólogo o farmacéutico.