Es uno de los alimentos más populares durante la Navidad. Los langostinos se han convertido en el entrante favorito y esto hace que sean muchas las personas que se intenten hacer con ellos a toda costa para incluirlos en sus cenas festivas.
Ricos en ácidos grasos omega 3 y varios nutrientes y minerales, como selenio, calcio o magnesio, destacan por su alto valor nutricional y proteico. No obstante, también hay que tener en cuenta que contienen sulfitos, por lo que generan un riesgo.
Estos son derivados del azufre que se emplea como aditivo antioxidante debido a sus propiedades conservantes. También pueden estar presentes en frutas y verduras deshidratadas, preparados de carne o salsas como la mostaza.
El peligro de comer langostinos, según una experta
El problema viene por el consumo de langostino con exceso de sulfitos, ya que esto puede provocar distintos problemas de salud. Así lo indica Milagros Vázquez, directora del laboratorio SGS Portugal, en declaraciones recogidas por La Sexta.
Para alertar a la población, la experta compartió algunos de los síntomas: “Son problemas de sensibilidad, de alergia, de ronchas…”. Asimismo, añadió que: “En casos un poquito más extremos, puede producirse algún problema de respiración”.
Otros riesgos a tener en cuenta
Este problema no es el único del que hay que estar pendiente. Por otro lado, cabe destacar que, de forma general, comer langostinos va asociado al gesto de chupar la cabeza. En este caso, los expertos tampoco recomiendan esta práctica.
La razón es que, en esta zona, existe un gran contenido en cadmio. Como advertía la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición: “El cadmio se acumula principalmente en el hepatopáncreas”.
Este, a su vez, “forma parte del aparato digestivo de los crustáceos y se localiza en la cabeza”. Es decir, es mejor dejar atrás esta costumbre.
Qué tipo de langostinos elegir según la OCU
Por su parte, la OCU realizó un estudio sobre qué langostinos es mejor consumir. En el mismo, recomienda aquellos bajos en grasas y ricos en proteínas. Además, no deben presentar rastro de antibióticos, de metales pesados o de sulfitos.