Si le preguntásemos a más de uno cuál sería su mayor deseo, de entre todas las respuestas probablemente encontraríamos la de vivir muchos años. Porque seamos sinceros... ¿A quién no le gustaría exprimir al máximo sus años de vida?
Tras el fallecimiento de la persona más longeva del mundo, a los 118 años de edad, los científicos han centrado su atención en indagar más sobre este aspecto. Al parecer, todo apunta a que existen algunos factores que podrían determinar los años de vida que podríamos vivir.
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¿Es posible vivir más de 100 años? Esto es lo que dice la ciencia
Es evidente que la tasa de supervivencia en las personas ha aumentado durante los últimos años. En este sentido, los avances médicos y científicos han dado lugar a que esto sea así, y todo apunta a que podría seguir creciendo.
Hasta el momento, una monja católica francesa ocupaba el primer puesto en ser la persona más longeva del mundo. Su nombre era Lucile Randon, también conocida como la hermana Andrés, y consiguió vivir hasta los 118 años de edad.
Tras su fallecimiento, ahora se cree que las dos personas más longevas del mundo serían las ancianas María Branyas Morera y Fusa Tatsumi, ambas con 115 años de edad. La primera se trata de una mujer española nacida en Estados Unidos, mientras que la segunda reside en Osaka, en Japón.
A nivel global, y según los datos ofrecidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se estima que actualmente existen 593.000 personas centenarias en todo el mundo. Sin embargo, todo apunta a que para 2050 esa cifra habrá crecido hasta alcanzar 3,7 millones.
Estos datos, evidentemente, han captado la atención de muchos científicos que siguen estudiando este hecho. Todo apunta a que existen determinados factores que pueden influir de manera individual, sin embargo, hay un concepto que no para de sonar: la lotería genética.
Al parecer, cuando hablamos de lotería genética estamos haciendo referencia, como su propio nombre indica, a la genética. Los investigadores consideran que las razones para que alguien pueda vivir más de 100 años empiezan, desde luego, en su ADN.
S. Jay Olshansky, profesor de salud pública de la Universidad de Illinois de Chicago, señala lo siguiente: "Nadie llega tan lejos si no se sacó la lotería genética al nacer". Esto se traduce en que, cuanto más hayan vivido nuestros padres, más oportunidad tendremos nosotros de vivir una vida larga.
De esta forma, ahora se abre un nuevo horizonte de investigación: utilizar herramientas de inteligencia artificial para encontrar los genes responsables de la 'longevidad' y desarrollar fármacos específicos para ellos.
No obstante, además de la parte genética, los investigadores también consideran que existe un componente social en todo esto. La importancia del entorno y el estilo de vida que tenemos, en este sentido, sigue siendo determinante.
Recomendaciones a tener en cuenta
Si bien es cierto que todavía falta consenso entre la comunidad científica, la mayoría de expertos lo tienen claro: una buena genética solo se alcanza hasta cierto punto. Algunas investigaciones sugieren, en este sentido, que tan solo el 25% de la longevidad responde a la genética.
Sin embargo, el 75% restante parece ser que está relacionado con el entorno. En este sentido, el lugar de residencia, la alimentación, la práctica de ejercicio físico y las relaciones sociales son factores que también deberían tenerse en cuenta.
Por ejemplo, Estados Unidos y Japón son los dos países con una mayor tasa de personas centenarias y supercentenarias. Aunque se tratan de datos generalizados, el sistema de atención médica de los países no debe subestimarse. En este sentido, los expertos afirman que cuanto mejor sea dicho sistema, mayor será la esperanza de vida de la población.
Así mismo, factores como el estrés y/o la ansiedad también constituyen un peligro para los mecanismos biológicos del envejecimiento. De hecho, los expertos consideran que una buena salud no depende únicamente de lo que hacemos nosotros, sino del impacto que también tenemos en la sociedad.
De esta forma, se ha demostrado que los adultos mayores con más salud son aquellos que suelen estar más activos físicamente. Además de esto, pasar tiempo al aire libre y forjar lazos con el entorno familiar y social también resulta óptimo para vivir más y mejor.