Investigadores del Instituto de Salud Carlos III de Madrid han informado de un aumento en los casos de cisticercosis, una infección causada por la tenia solitaria o Taenia solium, entre los años 1998 y 2014, periodo en el que se focalizó el estudio de estos autores (Herrador et al., 2018).
Según el equipo del Instituto Carlos III, la atención que se presta a la cisticercosis en el sistema sanitario español es a todas luces insuficiente, a juzgar por los datos epidemiológicos que han aportado y teniendo en cuenta la posible gravedad de los síntomas de esta infección.
La cisticercosis es una infección causada por infección de la tenia solitaria, cuyo nombre científico es “taenia solium” -un parásito asociado a la carne de cerdo del que hablaremos en el apartado siguiente.
Estos seres penetran las paredes del intestino y son transportados a otras partes del cuerpo, en las que provocan la formación de quistes. La localización más habitual de estas anormalidades es en el tejido del cerebro, si bien también es relativamente común que se sitúen debajo de la piel, en los ojos, en los riñones, en el hígado y en otros órganos.
Por lo general la infección se produce a causa de la ingesta de alimentos o de agua contaminados con huevos o larvas de la tenia solitaria (originarios de las heces de otros seres humanos infectados con teniasis, debida a las tenias adultas). Los vegetales crudos parecen ser el origen más común de este tipo de parásito animal.
Los síntomas de la cisticercosis afectan a varios sistemas corporales; así, pueden darse inflamación y posteriormente atrofia de los músculos, dolores de cabeza y otros signos neurológicos, hemorragias y movimientos involuntarios de los ojos... No obstante, puede tratarse de una infección asintomática o bien los signos pueden limitarse a la aparición de quistes, que con frecuencia causan dolor.
Existe una variante particularmente destacable de la cisticercosis, la neurocisticercosis, que afecta al cerebro y puede causar síntomas neurológicos como las crisis epilépticas, consistentes en convulsiones relacionadas con una desincronización de la actividad neuronal. Este síntoma de la cisticercosis es más habitual en los países pobres que en los ricos.
La tenia solitaria o Taenia solium es un parásito zoonótico; esto significa que provoca una enfermedad de tipo infeccioso en los animales. Esto incluye, por supuesto, a los seres humanos. Con frecuencia las enfermedades zoonóticas se transmiten de los cerdos y de las aves de corral a las personas.
La Taenia solium en particular está asociada al consumo de carne de cerdo y por tanto las infecciones debidas a este ser son más frecuentes en los países en que este tipo de alimento es habitual -sobre todo si las condiciones sanitarias del procesamiento de la carne son más bien poco estrictas.
A pesar de que la tenia solitaria utiliza el cuerpo de los cerdos como huésped, en realidad su ciclo vital se completa en el organismo humano puesto que es en nuestro intestino delgado donde se desarrolla hasta llegar al estado adulto -un proceso que no suele comportar ningún problema para el huésped.
En el caso de la cisticercosis, como venimos diciendo, la enfermedad se debe a las larvas y no a las tenias adultas. De hecho los síntomas de esta infección se deben a que los huevos se infiltran en el torrente sanguíneo y causan alteraciones en diversos tejidos del cuerpo, y no a la actividad parasítica de la solitaria en sí misma.
Según los datos obtenidos por el equipo de Herrador, el número de casos de cisticercosis en España aumentó entre los años 1998 y 2014; éste es el periodo de tiempo comprendido en las observaciones del estudio, cuyos resultados fueron publicados en 2018.
La cisticercosis es más habitual en los países más pobres -muchos de los cuales se encuentran en África, en Latinoamérica y en Asia. Aunque el mejor control de los alimentos en la mayoría de países ricos suele prevenir infecciones de origen alimentario como las que se deben a la tenia solitaria, el incremento en el número de viajes internacionales ha propiciado una extensión de casos de cisticercosis a España y el resto de Europa.
En el caso de España en particular es importante alertar sobre la falta de concienciación en torno al riesgo de sufrir esta infección al comer alimentos contaminados. De hecho, el sistema sanitario público español no tiene en cuenta la cisticercosis a pesar de que existen normativas explícitas comunes a todos los Estados miembro de la Unión Europea con respecto a esta enfermedad.