La cefalea es una de las dolencias humanas más comunes y universales, siendo las más comunes las cefaleas primarias o independientes -es decir, las que no son síntoma de otra enfermedad.
Entre las causas más comunes de las cefaleas se encuentran las contracciones y tensiones musculares, el estrés emocional y psicológico o la falta de sueño, entre otros.
En este artículo analizaremos qué es la cefalea, en qué tipos principales podemos categorizarla y qué síntomas de alerta debemos tener en cuenta para acudir inmediatamente al médico. Además explicaremos cuáles son las causas principales de estas dolencias y qué tipo de tratamientos se llevan a cabo para remediarlas.
La cefalea es el término médico utilizado para los dolores de cabeza. Consiste en un dolor producido en la región que ocupan la cabeza y el cuello y que puede llegar a ser un trastorno en sí mismo o bien un síntoma secundario de una afección o enfermedad subyacente.
Las cefaleas pueden diferenciarse entre los dolores de cabeza de tipo primario o de tipo secundario. Las cefaleas primarias ocurren independientemente de ningún tipo de enfermedad específica, es decir, no son el resultado de otro problema médico.
En cambio, las cefaleas secundarias corresponden a dolores de cabeza causados por una enfermedad, una infección o un tipo de lesión; los tumores cerebrales, la meningitis o la punción lumbar son ejemplos de enfermedades que pueden causar cefaleas secundarias.
Dada la infinidad de categorías en las que se pueden clasificar las cefaleas, nos vamos a centrar en clasificar los dolores de cabeza más comunes: los primarios. Estos representan más del 90% de las cefaleas y se pueden categorizar en 3 tipos principales: la cefalea tensional, la migraña y la cefalea en racimos o en brotes.
Hay que comentar que algunas cefaleas tensionales crónicas pueden presentarse previamente como migrañas, pero se van convirtiendo en cefaleas diarias. A este tipo de fenómeno se le conoce como migrañas transformadas.
Las cefaleas tensionales son dolores de cabeza producidos por contracciones musculares que suelen presentarse de forma periódica o diaria (cefalea crónica diaria).
El dolor suele caracterizarse como una tensión alrededor de la cabeza y el cuello acompañada por un dolor sordo. Esta cefalea puede durar entre 30 minutos a varios días. Este tipo de dolor no se asocia normalmente a síntomas como náuseas o vómitos, como sucede con otras clases de cefalea.
La migraña o jaqueca es un dolor punzante intenso o moderado que suele producirse en uno o ambos lados de la cabeza. Este tipo de dolor suele acompañarse de otros síntomas como náuseas, vómitos, visión borrosa e hipersensibilidad a la luz, el sonido, olores fuertes y el movimiento.
Una migraña hemipléjica es asociada con debilidad en un lado de la cara, el brazo o la pierna. Las migrañas suelen durar de 2 a 48 horas y generalmente se presentan de 2 a 4 veces por mes.
Este tipo de cefaleas se caracterizan por un dolor de cabeza severo centrado alrededor de un ojo. Se caracterizan por ir acompañadas de lagrimeo y congestión nasal en el mismo lado donde se produce el dolor.
El dolor de cabeza dura entre 15 minutos y 4 horas y puede volver a presentarse varias veces en un día. Las cefaleas en racimos suelen durar de 2 a 3 meses.
Tal y como se ha comentado, la mayoría de las cefaleas no están asociadas a ninguna enfermedad grave. Aun así, hay que tener en cuenta algunos síntomas o signos que pueden indicar un posible riesgo:
- Tener 3 o más cefaleas por semana
- Necesitar analgésicos todos los días o casi todos los días
- Rigidez en el cuello o fiebre
- Dificultad para respirar, problemas de audición, visión borrosa o dolor de garganta severo
- Mareos, debilidad, dificultad para hablar o confusión mental
- Cefalea desencadenada por el ejercicio, la tos, la actividad sexual o después de agacharse
- Vómitos persistentes o muy fuertes
- Cambio en el patrón de presentación
- Dolores de cabeza recurrentes en niños
- Cefaleas periódicas y graves producidas a partir de los 50 años de edad
La mayoría de cefaleas son causadas por estrés emocional o mental, esfuerzo excesivo, tensión muscular acumulada, falta de sueño, el resfriado común, la gripe, la sinusitis o la infección de oído y no son el resultado de ninguna enfermedad o trastorno subyacente.
Se cree que las cefaleas tensionales están relacionadas con la contracción muscular y, en cambio, la migraña y las cefaleas en racimos se asocian a la dilatación de los vasos sanguíneos.
El tejido cerebral en sí no tiene sensibilidad al dolor. Por lo tanto, los dolores de cabeza pueden resultar de la contracción de los músculos del cuero cabelludo, la cara o el cuello, de la dilatación de los vasos sanguíneos en la cabeza o de la hinchazón del cerebro.
La afectación de nervios específicos de la cara y de la cabeza también puede causar dolores de cabeza característicos. La inflamación sinusal es una causa común de dolor de cabeza.
En las niñas que se encuentran en las postpubertad se ha relacionado la cefalea con factores hormonales. Esto es debido a que muchas cefaleas se producen en puntos específicos del ciclo menstrual femenino.
El tratamiento para la cefalea es específico y depende del tipo, de la frecuencia y de la causa de los dolores de cabeza, así como de la edad del paciente. En general se suelen recomendar medicamentos analgésicos y cambios en el estilo de vida y en la dieta de la persona, así como el uso de tratamientos alternativos como las técnicas de relajación, el yoga, los masajes, los aceites esenciales y el ejercicio físico regular.
Con relación a los medicamentos indicados para las cefaleas, estos se pueden clasificar en abortivos como el zolmitriptán (Zomig), profilácticos como ciertos antidepresivos o sintomáticos como el ibuprofeno, el paracetamol o el naproxeno.
Los fármacos abortivos tratan cefaleas en progreso, los profilácticos previenen las migrañas y las cefaleas en racimos y los medicamentos analgésicos alivian los síntomas de dolor una vez han aparecido.