Las benzodiacepinas son los ansiolíticos más usados a nivel mundial en la actualidad. Sus efectos varían en función de su potencia y de su vida media pero se asocian con la inhibición del sistema nervioso central, de modo que los fármacos de esta clase pueden usarse para tratar alteraciones tan variadas como el insomnio, las convulsiones o ciertos síndromes de abstinencia.
En este artículo vamos a describir qué son las benzodiacepinas, su mecanismo de acción, sus usos, los efectos de la intoxicación y las diferencias entre 6 de los psicofármacos más comunes dentro de esta categoría: el diazepam, el alprazolam, el clonazepam, el lorazepam, el lormetazepam y el midazolam.
Las benzodiacepinas son fármacos con efectos psicoactivos que se usan para tratar la ansiedad y otros psicológicos y neurológicos, principalmente. Se clasifican en la categoría farmacológica de los tranquilizantes menores (en contraste con los antipsicóticos o tranquilizantes mayores), que se usan para inhibir los síntomas de ansiedad y son llamados también “ansiolíticos”.
Los efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos y miorrelajantes (relajantes musculares) de las benzodiacepinas hacen que se utilicen para tratar muchos tipos de trastornos de ansiedad, el insomnio, la agitación, los espasmos musculares y los síndromes de abstinencia del alcohol y de otras benzodiacepinas, además de otros usos.
Estos medicamentos se empezaron a utilizar a partir de la década de 1960 y ya eran el tipo de fármaco más prescrito en todo el mundo a finales de los 70. Su popularización permitió que decayera el uso de barbitúricos, que eran los ansiolíticos más comunes hasta el momento y, además de causar efectos secundarios más graves, también implicaban un elevado riesgo de sobredosis.
Las benzodiacepinas se clasifican en tres tipos según su vida media; así, encontramos las de acción corta (cuyos efectos duran entre 1 y 12 horas), las de acción intermedia (entre 12 y 40 horas) y las de acción prolongada (entre 40 y 250 horas como máximo). Los usos de estos medicamentos ansiolíticos y sedantes dependen en buena parte del tiempo que duren sus efectos.
El mecanismo de acción de las benzodiacepinas se asocia al GABA (ácido gamma-aminobutírico), el principal neurotransmisor inhibitorio del cerebro y el resto del sistema nervioso central. En particular, las benzodiacepinas potencian la actividad del GABA, lo cual reduce la excitabilidad de las neuronas y en consecuencia tiene un efecto sedante en las funciones cerebrales.
Las benzodiacepinas interactúan con algunos receptores GABA-A haciendo que disminuya la cantidad de iones de cloruro que entran en las neuronas. El mecanismo de acción específico puede variar en función del fármaco concreto al que nos refiramos, pero todos comparten la potenciación de la actividad del GABA como aspecto nuclear.
La intoxicación por benzodiacepinas implica la depresión excesiva del sistema nervioso central. Esto se manifiesta en síntomas y signos de distinta gravedad en función de la dosis administrada y de las características del organismo, y puede llegar a provocar el coma e incluso la muerte por parada respiratoria.
Los síntomas típicos de la intoxicación por benzodiacepinas son el deterioro del equilibrio, de la pronunciación y de la coordinación motora voluntaria -por ejemplo la capacidad de andar. Dado que los efectos de las benzodiacepinas guardan cierta similitud con los del alcohol, la intoxicación de ambas sustancias también causa alteraciones parecidas.
Las alteraciones de memoria, los accidentes, caídas y golpes, la desinhibición excesiva, los síntomas de tipo depresivo, las náuseas y las pesadillas son otros problemas que pueden aparecer a consecuencia del consumo de benzodiacepinas.
No es muy habitual que se produzca la muerte por sobredosis de benzodiacepinas (como sí sucede con los barbitúricos, los ansiolíticos que las precedieron), si bien la probabilidad aumenta al combinar estos psicofármacos con alcohol, antipsicóticos, opiáceos y otras sustancias que deprimen el sistema nervioso central.
A continuación describiremos las principales características e indicaciones de los 6 tipos de benzodiacepinas más usados: diazepam, lorazepam, alprazolam, lormetazepam, clonazepam y midazolam.
Nos centraremos sobre todo en describir para qué problemas específicos se usa cada uno de ellos (lo cual se relaciona con la intensidad y la duración de su acción) con el objetivo de que el lector pueda comparar los efectos de las distintas benzodiacepinas.
El diazepam (Valium) es la benzodiacepina más usada en todo el mundo, probablemente. Se engloba en la categoría de las benzodiacepinas de acción prolongada y se emplea para tratar los trastornos de ansiedad en su conjunto, las convulsiones, los espasmos musculares, el síndrome de abstinencia en casos de adicción al alcohol o a otras benzodiacepinas.
A diferencia de otras benzodiacepinas, el lorazepam (Orfidal) se usa principalmente para tratar la ansiedad a corto plazo ya que el consumo mantenido de este psicofármaco puede provocar efectos secundarios graves como la debilitación de la musculatura y problemas respiratorios, incluyendo la insuficiencia respiratoria y la apnea del sueño.
Los nombres comerciales más comunes del alprazolam son Xanax y Trankimazin. Se trata de un ansiolítico incluido en la categoría de las benzodiacepinas de acción corta y efectos moderados que se emplea principalmente para tratar trastornos de ansiedad como las crisis de angustia (ataques de pánico).
El lormetazepam es una benzodiacepina de acción corta-intermedia que se emplea principalmente como medicamento ansiolítico, hipnótico, anticonvulsivo y relajante muscular. La principal indicación de este psicofármaco es el tratamiento de los problemas de insomnio.
El clonazepam, cuyo nombre comercial es Ribotril, se utiliza para tratar el trastorno de angustia (caracterizado por ataques de pánico recurrentes), las convulsiones y la acatisia -un tipo de inquietud física y mental propio del consumo de antipsicóticos. Se categoriza como una benzodiacepina de acción media (es decir, aquellas cuyos efectos duran entre 6 y 12 horas.
El midazolam (Dormicum) es una benzodiacepina de acción corta que provoca somnolencia; en consecuencia, y en función de la dosis, se usa para reducir la ansiedad, para tratar los problemas de insomnio y como anestésico.
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