Mucho cuidado si tienes un gato en casa. Desconocer el aviso lanzando por estos expertos podría poner en riesgo tanto su bienestar físico como el tuyo. Los animales pueden llegar a ser la mejor compañía para el ser humano, de eso no hay duda.
Sin embargo, esto no quiere decir que debamos relajarnos y olvidarnos de su cuidado higiénico, pues los animales no están exentos de presentar ciertas enfermedades. En el caso de los gatos, por ejemplo, existe un parásito que puede volverse especialmente peligroso.
El parásito del gato que debes tener controlado: puede contagiar a las personas
Si bien las personas podemos enfermar y contagiarnos de mil virus y bacterias, los animales también son susceptibles de hacerlo. Incluso si se trata de animales domésticos: ninguno está exento de ello.
Sin embargo, existe una enfermedad que llama especialmente la atención. Y no solo a los veterinarios y profesionales de la salud, sino también a las personas que tienen gatos.
Estamos hablando de la famosa 'toxoplasmosis', una enfermedad que se produce como consecuencia de una infección por el parásito Toxoplasma gondii. Este parásito es uno de los más comunes en todo el mundo.
Tal y como establece la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cerca del 30% de la población mundial es portadora de este parásito.
Las vías de contagio de este parásito
Habitualmente, la infección suele contraerse por varias vías: al comer carne cruda o mal cocinada, al transmitirse entre madre e hijo, y también, a través de los gatos. Centrándonos en esta última vía de contagio, cabe resaltar que los gatos en sí no son propiamente los responsables del contagio: más bien, la causa la encontramos en sus heces.
Pero calma, porque de forma general los felinos y los gatos domésticos no van 'desprendiendo' la infección por diestro y siniestro. El parásito en cuestión se encuentra concretamente en el intestino del gato.
De esta forma, además de tener cuidado con los alimentos que consumimos, debemos ser especialmente cuidadosos con la higiene que llevamos a cabo en nuestros animales.
¿Qué podemos experimentar tras el contagio?
Cuando una persona se contagia por toxoplasmosis, puede empezar a experimentar una serie de síntomas leves, habitualmente parecidos a los de una gripe o resfriado. Durante la primera fase de la infección, es posible que el parásito esté 'durmiendo' en el cerebro. A partir de ahí, puede dar lugar una infección crónica y silenciosa.
La mayoría de personas infectadas no llegan a presentar síntomas, pero otras sí pueden hacerlo. Entre los más característicos podemos encontrar dolor de cabeza, fiebre, fatiga y ganglios inflamados.
¿Y esto por qué ocurre? Pues bien, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Estocolmo (Suecia), han descubierto un hecho muy interesante: la rápida propagación del parásito.
Los investigadores han descubierto que el parásito toxoplasma utiliza una proteína para reprogramar el sistema inmunitario. De esta forma, infecta las células inmunitarias y su identidad.
¿Cómo afecta la infección a nuestras relaciones?
Para hacerlo, el parásito inyecta dicha proteína en el núcleo de la célula, y así consigue cambiarle la identidad. Por lo tanto, todas las células infectadas se creen que han cambiado, y que son otro tipo de célula.
A consecuencia de esto, las células infectadas (que no deberían viajar por el organismo) consiguen hacerlo, y además con gran rapidez. De esta forma, el parásito logra extenderse por todo el cuerpo.
Actualmente, la mayoría de personas sanas e infectadas no necesitan ningún tratamiento para la toxoplasmosis. Sin embargo, si se presentan síntomas y signos agudos, es probable que el médico decida administrar algún tratamiento.
La toxoplasmosis es una enfermedad que no deberíamos obviar. Aunque todas las personas podemos ser susceptibles de contraerla, para los bebés y las mujeres embarazadas puede ser especialmente peligroso.