Ahorra todo lo posible se ha convertido en uno de los objetivos claros de la época en la que vivimos. La subida de la inflación ha hecho que se disparen los precios de aspectos primordiales como los alimentos o la electricidad.
En este contexto, es necesario prestar atención a ese tipo de gastos que influyen en nuestra economía particular y que realizamos sin apenas darnos cuenta. Pueden ser, por ejemplo, tomar café fuera de casa o comprar una botella de agua.
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A pesar de que no nos obligan a hacer un esfuerzo económico, lo cierto es que, a final de mes, también se nota. Se conocen como gastos hormiga y evitarlos puede influir, y mucho, en el bolsillo.
Los gastos hormiga pueden marcar la diferencia en la economía familiar. Se conocen con este nombre porque, a priori, llevarlos a cabo es insignificante. Sin embargo, son pagos recurrentes y que se pueden evitar.
Además, se realizan de forma espontánea y, de primeras, no afectan al bolsillo. No obstante, se pueden convertir en el mayor enemigo para tu economía. Si haces la cuenta, por ejemplo, de comprar un par de cafés al día por 1,5 euros, a final de mes te habrás gastado 90 euros.
Son muchos los ejemplos que existen de gastos hormiga. Se definen así a aquellas acciones que se llevan a cabo de forma frecuente. Por ejemplo, sucede con comer fuera o pedir comida a domicilio.
También tomar un café o cerveza en el bar o comprar bolsas de patatas en la máquina forman parte de esta definición. Sin embargo, la cosa va más allá.
Otros gastos hormigas que, en muchas ocasiones, se pueden evitar, son los pagos de comisiones bancarias. Sucede lo mismo con las suscripciones a plataformas de streaming o al hecho de adquirir caprichos en el supermercado, lo que aumenta el ticket.
Ahora que sabes qué son los gastos hormiga, así como sus ejemplos más comunes, es necesario también tener claro cómo los puedes evitar. De este modo, el coste final no terminará afectando a tu bolsillo.
En primer lugar, es recomendable hacer un presupuesto. Investiga la cuantía total de esos gastos y establece un presupuesto para ellos. La cantidad debe ser fija y puede ser diaria, semanal o mensual, pero no la debes sobrepasar.
Por otro lado, es imprescindible realizar un seguimiento exhaustivo de este tipo de gastos. Analiza los gastos hormiga apuntándolos en una lista según los vas realizando. Así, cuando llegue el final del mes, podrás sumar las cantidades y comprobar cuál ha sido el gasto total.
La planificación siempre es clave a la hora de ahorrar. Haz una lista de lo que vas a necesitar en el supermercado para no caer en caprichos o tentaciones.
Eso sí, esta planificación debe ir acompañada de disciplina. No te saltes tu propio plan.
Cuando vayas a comprar, si quieres ahorrar, busca siempre las alternativas gratuitas o aquellas que salgan más económicas. Por ejemplo, si compras a diario una botella de refresco en el trabajo, apuesta por hacerlo en el supermercado o cambiarla por agua de casa.
Por último, también debes controlar tus impulsos. Es decir, no hacer compras de forma compulsiva. Cuando quieras algo, espera entre 24 y 48 horas antes de llevártelo.
Si después de ese tiempo se te ha olvidado, lo mejor es dejar pasar esa compra y ahorrar.