Cada vez son más los esfuerzos de la población en general para luchar contra el desperdicio de comida. En un mundo donde los recursos son limitados, que cada uno ponga su granito de arena puede marcar la diferencia.
En este sentido, una de las cosas que se pueden llevar a cabo de forma sencilla y económica es adquirir alimentos no perecederos. Es decir, aquellos que no caducan nunca si las condiciones de conservación son las adecuadas.
Dentro de ellos, hay uno que llama de forma especial la atención. Esto se debe porque, además de no caducar, cuenta con la característica de que tampoco se pudre. Ni siquiera, aunque pasen varios años.
La miel, el conocido alimento que no se pudre nunca
Con gran presencia a nivel mundial y cada vez más reconocimiento, este alimento es uno de los que más llaman la atención. Además de no caducar y no pudrirse, se puede utilizar para llevar a cabo gran cantidad de elaboraciones. Y, por supuesto, su sabor es delicioso.
El alimento que cuenta con la extraña virtud de no pudrirse, ni aunque pasen varios años, no es otro que la miel. A pesar de que existen otros con características similares, este destaca porque siempre se puede consumir. No importa si han pasado miles de años.
Esta, sin duda, es una característica interesante que hay que tener en cuenta. Ahora, sabes que, si compras miel, esta la podrás consumir cuando sea preciso. No tiene fecha de caducidad y nunca supone un peligro para la salud.
La prueba que lo confirma de forma sorprendente
Si no lo crees, muchos son los expertos que han llevado a cabo pruebas para poder comprobarlo y demostrar que consumir miel es seguro. Con el paso de los años, hay algunas características de este alimento que pueden cambiar.
Por ejemplo, puede variar de color o cristalizarse. Sin embargo, la miel es capaz de mantener sus increíbles propiedades de manera indefinida. No obstante, tiene que pasar bastante tiempo hasta que sean perceptibles los signos del paso del tiempo.
Como prueba, en excavaciones egipcias que cuentan con más de 2000 años de antigüedad, se encontraron algunas muestras de miel. Lo sorprendente, en este caso, es que estaban conservadas en vasijas y aún se podía comer después de calentarla.
Lo único que hay que tener en cuenta es que, para que esto suceda, el tarro donde se conserve la miel debe permanecer siempre bien tapado. Un método al que podemos recurrir en el caso de que queramos preservarla durante mucho tiempo.
La razón por la que la miel no se pudre
La razón principal por la que la miel no se pudre nunca es debido a su baja concentración de agua. Es un efecto idéntico al que consigue que los dulces o frutas en almíbar se conserven de forma perfecta.
En ellos, el alto contenido de azúcar disminuye el contenido de agua. A esto hay que sumarle que la falta de humedad es una condición indispensable para que la miel se mantenga intacta incluso después de miles de años.
El único requisito es que el porcentaje de humedad se sitúe siempre debajo del 18%. Si esto se cumple, ninguna bacteria podrá proliferar en ella debido a que no existe ningún riesgo de fermentación.
Además, debido a su alta concentración de azúcar, la miel es capaz de matar cualquier tipo de bacterias a través de lisis osmótica. Las levaduras no podrán prosperar en este alimento gracias a su baja humedad.
Como dato curioso, en la Antigüedad, los traslados de cuerpos humanos se llevaban a cabo sumergiéndolos en miel. Un ejemplo lo encontramos en Alejandro Magno. Al conocido conquistador lo trasladaron desde Babilonia hasta Alejandría en el año 323 a.C. Así como a Agesilao II, rey de Esparta, el cual fue transportado desde Egipto a su ciudad de origen en el 360 a.C.